Wet-Back2MX Por: Moises Campos

Ya viene, ya está aquí, la gran oposición al gobierno morenista. Llegó este 20 de enero y viene con todo. Ellos se dicen preparados, pero ¿sabrán cómo viene el chingadazo? ¿Desde dónde vendrán los putazos? Han definido dos frentes, seguramente los que más le preocupan al gobierno: de inmediato, la deportación masiva de migrantes a México. No se sabe bien, ha sido de facto, como tercer país seguro, y admitirá una gran cantidad de hermanos latinoamericanos que buscan lo mismo: huir de la violencia, en busca de oportunidades y cumplir con el llamado capitalismo del desarrollo individual.

El siguiente frente son los aranceles que violaría de facto el Tratado de Libre Comercio T-MEC, que en realidad responde a la necesidad cruda de generar un ambiente mercantilista y proteccionista para la economía de Estados Unidos, cambiando por completo la dinámica de consumo en este país. La globalización quedó en el pasado y se resucita la mentalidad expansionista del siglo XIX, mientras Estados Unidos se erige como el país evangelizador de la democracia, tal como lo hizo en Irak y Afganistán.

Hablemos de migración y de lo que se viene con la llegada de Donald Trump, el primer presidente de los Estados Unidos de América convicto por depredador sexual y por emitir sobornos a una actriz porno. Esto es solo uno de los más de 30 cargos que en cortes federales se congelaron para que este tipo tome posesión en unos días.

Los Ángeles, California, es la segunda ciudad con más mexicanos en el mundo, después de la Ciudad de México. Y en todos los rincones de esta ciudad se puede reconocer cómo se han apropiado de la cultura, creando en Los Ángeles un terruño para muchos de los que vivimos aquí. El corrido tumbado, la narco-cultura y la birria son solo algunos de los elementos que hacen propio este quehacer de una ciudad tan diversa que ha sabido capitalizar tanto la nostalgia como la identidad. Como ejemplo, las presentaciones de artistas mexicanos en foros como el SoFi Stadium, con boletos que rondan los $350 dólares, en promedio, generando ganancias no vistas en su país de origen.

Pese a que Los Ángeles es una ciudad santuario donde prolifera la libertad sin importar el estatus migratorio, el miedo con el que mis padres vivieron la primera vez que migraron a este país se siente en las calles. Se tienen pocas esperanzas en un país donde se les ha ido la vida trabajando, donde sus hijos crecen y donde muchos de ellos han vivido el duelo por la muerte de los suyos en sus países de origen.

Juan Ramón de la Fuente, canciller de México, se muestra listo y optimista para la tarea titánica que se viene con la llegada de este individuo, pero ¿listo para qué? Dice que se ha contratado la representación legal de despachos especializados en derecho civil migratorio. ¿Y por qué no los vemos trabajando desde ahora? Y que existirá una representación consular que estará atenta a las necesidades. ¿Por qué no las conocen, si llevan décadas con las mismas carencias? Lo que es un hecho es que los paisanos se sienten igual que cuando salieron de México: solos y sin el apoyo de un país que les negó oportunidades.

De acuerdo con la investigadora de la UNAM, Rachael Medel López, la representación consular de México en Estados Unidos presenta varios retos, entre ellos el poder popularizar los servicios que presta y además luchar con la incompetencia y la burocracia que abunda en estas oficinas, orillando a los paisanos a usar los consulados como meras máquinas expendedoras de actas de nacimiento, pasaportes y matrículas consulares.

Se estima que en 2025 vivirán alrededor de 38 millones de mexicanos en Estados Unidos. De estos, entre 11 y 12 millones son nacidos en México, y de esos, solo 7 millones tienen un estatus migratorio legal, dejando en total desamparo a casi 5 millones de personas. Personas que, además, no cuentan con derechos como el acceso al sistema de salud, y que contribuyen activamente a los 65,000 millones de dólares que tanto agradecen los gobiernos de la 4T.

Si bien estamos esperando el gran día, es claro que no se tiene listo nada, más que la hipotética fantasía de que seremos dóciles a la hora de negociar, sin preocuparnos por la gran necesidad que tienen nuestros paisanos. A pesar de la nostalgia, muchos no le encuentran sentido a regresar a su país, tanto por la inseguridad como por la falta de oportunidades. Como paisanos, exigimos una postura firme sobre el estatus legal de miles de personas y familias que se encuentran en una situación vulnerable. Si vamos a ceder, que sea para mejorar las condiciones de los connacionales, tanto en cuanto a derechos como en protección laboral mínima.

Desde la década de los 80s se vivió la última gran amnistía que abrió la puerta para que miles de trabajadores pudieran asentarse legalmente en este país. Los mexicanos son la mano de obra que levanta este gran país, que ahora se ve afectado por desastres naturales. Somos las manos que cosechan los alimentos que llegan a las mesas de todos los hogares de este país.

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