¿Y tu casa es pasiva? por Ricardo Yépez

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Así es amiga, tu casa también puede ser pasiva pero su patio trasero no tiene relación alguna con esto, sino por la relación entre su gasto e insumo energético, entre otras cosas.

Actualmente la Unión Europea enfrenta un reto que ya se había fijado desde hace varios años reducir las sustancias contaminantes por el consumo energético en viviendas. En esta región del planeta el consumo de energía se incrementa por la necesidad térmica de los hogares. Sin embargo, en nuestro país el reducir aunque sea una parte proporcional del recibo de luz no parece ser del interés de la Secretaría de Energía o de la Comisión Federal de Electricidad. ¿La pregunta es hasta cuándo empezará esta empresa a promover este tipo de tecnología o al menos su investigación?

El diseño y los materiales para la creación de nuevos edificios son primordiales para lograr reducir el gasto de energía para calentar o enfriar el ambiente interno de la casa. Los expertos en este tipo de planeación arquitectónica aseguran que es esencial adecuarse a los materiales y condiciones locales del lugar donde se construirá, además los aislantes adecuados deben asegurar total aislamiento del ambiente interno del edificio respecto al exterior. Con esto logrado los interiores pueden aprovechar incluso el calor humano generado por sus huéspedes.

Conseguir el aislamiento del ambiente interno del hogar es necesario para reducir hasta el 85% del gasto energético calorífico al aprovechar el calor solar; la hermeticidad y la ventilación son fundamentales y deben ser transversales en el diseño y construcción del hogar.

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Los edificios convencionales deberán introducir este tipo de mejoras. Sin embargo, en México los legisladores probablemente muestren indiferencia y falta de interés hacia este tipo de innovaciones en las viviendas hasta que los organismos internacionales los obliguen a implementar leyes y cuando lo hagan tendrán cuidado de crear los vacíos legales para permitirles a sus compadres de las inmobiliarias salirse con la suya como actualmente sucede con muchas leyes ambientales o energéticas.

En un país con un rezago habitacional mayor a 14 millones de viviendas, pedir a la constructoras este tipo de diseño parece un sueño guajiro. Ni en las fantasías más remotas, los mexicanos parecen permitirse soñar con casas que le reduzcan el recibo de la luz hasta un gasto nulo y al parecer las autoridades no están siquiera interesadas en fomentar este tipo de tecnología con las empresas responsables de los nuevos conjuntos habitacionales, basta con dar una vuelta por el portal del Conavi (Comisión Nacional de Vivienda) para ver que los programas nacionales habitacionales no pondrán un sólo ojo durante la actual administración.

Un ejemplo paradigmático son las construcciones de interés social, cuyas dimensiones son ya una burla a la dignidad humana. No es el propósito borrar las buenas intenciones de misericordia y desprecio disimulado hacia las personas en situaciones de marginación; sino poner el ojo en el alto beneficio económico de las constructoras y del mismo sistema neoliberal de consumo. Dado que el grupo beneficiado está en marginación económica lo lógico sería buscar que los habitantes de este tipo de casas tuvieran gastos bajos o nulos de energéticos.

 

Diseño inteligente

En México una de las construcciones más comunes eran las casas de adobe o mallado enjarrado con tierra de diverso materiales como el carrizo y troncos, pues estos muros conservan ambiente internos fríos durante el verano y caliente en invierno sin tanto diseño ni aspaviento. Construcciones de este tipo tenían techos con tejas o enramados de palma, ambos tejados servían para los mismos propósitos que los paredones de los materiales mencionados.

El uso de dichos elementos reducía considerablemente el costo de edificar una vivienda, ya que los materiales utilizados pertenecen al ambiente natural inmediato.

Sin embargo, las administraciones públicas siempre han estado obcecadas por un progresismo cientificista que fomenta la homogenización de la vivienda progresista con el uso de materiales de diseños extraños al medio ambiente, la geografía y las circunstancias particulares del pueblo que dirige, incluso de su propia historia y de la historia de los materiales, de las civilizaciones.

Esta arquitectura hegemónica borra la diversidad de los pueblos su capacidad, habilidades y transmisión colectiva de saberes de construcción a través de procesos comunitarios de ayuda mutua que fortalecen el tejido social, la identidad cultural y el vínculo territorial. Dicho proyecto administrativo siempre conlleva el propósito encubierto de despojar al pueblo de su autonomía y generar clientes para el gobierno en turno.

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