Solo por esta noche, no digas nada y quédate.
El frio y el cigarro nos adornan bien el ambiente.
De antemano olvidemos lo que vaya a suceder para pactar un recuerdo precioso.
Tomame entre pedazos, que no tengo interés en unirme entre cristales y peldaños rotos que ya no soldaran.
Quiero olvidarme de todo lo que me duele, no quiero pertenecerle a nada.
Tocame tal y como se deslizan tus dedos en la seda, como si de lingotes de oro se trata, como si fuera la brisa del océano azul que suele destilar entre la arena.
Que mis ojos no logren ver más allá de la oscuridad, de la habitación, de las sabanas.
Hoy no tenemos nombre ni pasado, ni culpas, cicatrices, penas o llantos.
He guardado ya los sentimientos bajo el buro de la luna.
Aunque sea un instante seamos especies perdidas en la soledad y el tiempo, entre lo infinito, lo efímero, lo incierto.
Seamos dadores de caricias tan anheladas, de promesas cumplidas, de memorias dignas, de amores tormentosos, de sueños recuperados.
Arrebatame las ganas de huir, de perderme, de decaer.
Ven a quitarme lo que queda de mí.
A desgarrar mi voz, mi ausencia, mi olvido.
Mi culpa errante de la incertidumbre que no me deja dormir.
No quiero amores, ni pasiones, ni lamentos.
Quiero despertar con la cama desecha, con las heridas quemadas, con lágrimas a risas.
Solo por esta noche descubramos otro camino, otra perspectiva, otra alma.