Hace un par de años me aventuré a hacer una muy breve estancia académica en la ciudad de Zacatecas. En ese entonces estaba terminando la maestría en Filosofía y una querida amiga me contactó con su tía para que me rentara un cuarto. Recuerdo que desde que entré a la casa me sentí fascinada no sólo por ser un lugar antiguo muy bien conservado, sino por la gran cantidad de plantas que refrescaban los pasillos y los patios y por la propia calidez de las personas que me recibieron. Siempre me pareció que la casa tenía un toque laberíntico y un poco enigmático (me pasaron ahí un par de cosas paranormales que ya habrá tiempo de contar) y quizá por eso mismo, disfruté mucho vivir ahí.
Recuerdo que al principio me era un poco complicado distinguir quiénes habitaban la casa. Luego ya lo tuve bien claro: mi amiga (Dani), su pequeña hija (Lilith), la tía de mi amiga que me rentaba (Adriana), su hija (Vane), otra tía que pintaba (Tere) y su hija (Camila) y frecuentemente había visitas (más tías, las amigas de mi amiga y su hermano). Recuerdo también que alguna vez Tere me contó que tenía pensado hacer algunas modificaciones en la casa. Ahora me he enterado que de los muros del pasillo fresco de la entrada, que por alguna razón siempre crucé a oscuras esperando no pisar al gato, ahora cuelgan obras de arte. La cocina en la que incontables veces me cocí mis verduras ahora resguarda pinturas. Las escaleras de fierro de las que siempre temí caer trágicamente cuando regresaba de prender el boiler, ahora son un buen lugar para detenerse a observar los cuadros y la pequeña terracita en la que alguna vez vi a Tere pintando, también es escenario de obra plástica.
Todo cambia, así es. Y, en este caso, una parte de una vieja y bonita casa del centro (hecha para la bisabuela de Dani) se ha transformado en el punto de reunión para diversos artistas a los que quizá se les han negado otros espacios.
El 13 de abril de 2019 a las 20 horas Tere abrió las puertas de su casa para dejar entrar a decenas de personas que no podían perderse la inauguración de este nuevo taller-galería que lleva por nombre 11 de abril.
Una de las peculiaridades de esta ciudad es la proliferación del arte plástico y gráfico, destacando artistas emblemáticos como Manuel Felguerez y los hermanos Coronel. Sin embargo, Tere cuenta que en realidad el panorama se ve bastante turbio para los artistas, con trayectoria o no, que quieren mostrar y vender su obra, pues los espacios existentes ya están destinados a ciertas personas con determinado renombre.
La idea del proyecto nace aproximadamente tres años atrás. En ese entonces, a través del taller Julio Ruelas, las obras ahí trabajadas fueron sacadas de las salas y expuestas en plazuelas de Zacatecas para hacer en ellas un jardín del arte. La propuesta se transformó hasta consolidarse en la apertura de un espacio alternativo e independiente que difunda y promueva las diferentes expresiones de las artes plásticas.
La mejor manera de inaugurar el taller-galería ha sido con una exposición colectiva en la que participaron: Guillermo Méndez, Jesús Reyes Cordero, Vicente Acosta, Rubén Leyva, Tere Chávez, Servando Neo, David Elías Estrada, Luis García, Eduardo Arvizu, Carmen Gutiérrez, Fito de la Cruz, Gerardo del Río, Alberto Ordaz, Alejandro Olvera, Araceli Quezada, Pablo Escalante, Yajaira Román, Juan Manuel García, Gloria Montaño, Saúl Draco, Gerardo Bautista, Edgard de la Rosa, Héctor Salazar y la propia Tere (Teresa Casas). El trabajo expuesto consta de arte objeto, pintura al óleo, acuarela, pintura en acrílico, dibujo, escultura en piedra y gráfica (técnicas como agua fuerte y agua tinta).
La idea de este proyecto es también colocarse como una galería que pueda ser visitada no sólo por la gente local, sino por toda persona interesada en consumir arte zacatecano.
El taller-galería se encuentra en Calle del Ángel #220, Centro histórico de Zacatecas. Si deseas conocer más sobre las obras expuestas también puedes programar una cita llamando al 492 151 60 09.