Serendipia (1/2) Por Oscar Alberto Murillo Rubio

¡Bienvenido seas! ¡El Jardín de los Encuentros te abre sus puertas! A diferencia de los otros, éste fue hecho para unir los extremos del hilo rojo del destino, ¡entra sin vacilaciones!, aquí podrás encontrarte con aquello que te espera y avanzar a la siguiente etapa en compañía. ¿Eh…? Qué extraño, tu hilo es muy corto. Acércate para verte mejor… ya entiendo: eres un Pilar. Por supuesto que no sabes de lo que hablo porque, de acuerdo con las reglas de este jardín, los que son como tú no pueden entrar; se supone que es imposible salir de su confinamiento perpetuo. Al parecer las antiguas leyes fueron devoradas por el olvido y se les ha otorgado esta oportunidad, ¡Qué emoción!, ¡Es probable que yo sea el primero en guiar a un Pilar! Bien empecemos por… ¡pero claro! ¿Qué preguntas tienes? … Muy bien… De acuerdo… Primera respuesta: no estás muerto y el resto ya lo explicaré.

    Todo lo que presencias es un jardín. Está ubicado, y conformado, entre dos elementos y su objetivo consiste en brindar la oportunidad de encontrar lo que sea que esté esperando al final del hilo rojo del destino. Este jardín ofrece dos caminos: la Lluvia y el Mar, si no es el primero es el segundo y viceversa. … ¿Qué es el hilo? … esa respuesta me gustaría tenerla. Ha existido desde la concepción de todo lo que nos rodea y nos falta por percibir. Sólo sabemos que es la prueba de que existe una necesidad de complemento para obtener un sentido y propósito; incluso antes y después de los jardines.

    Cada individuo tiene la capacidad de encontrar el otro extremo del hilo, si es que así se desea, todo depende de la dirección donde éste sienta que pertenece al camino. La única excepción eran los Pilares: ustedes fueron… espera… lo anoté en algún lado… ¡Aquí está! Fueron elegidos para brindar paz, armonía y felicidad a las naciones del mundo de aquí y allá a cambio de su sangre y bienestar. Por esa razón no poseen un hilo rojo, su existencia debía ser solitaria por toda la eternidad para no mancillar el sacrificio y así evitar que lo desarrollaran. Hemos confirmado que ya no es así y ahora estás aquí. ¡Me pregunto qué camino querrás recorrer! Tal vez sean distintos al ser quien eres.

 

… Me gustaría contestarte: este jardín ya estaba cuando me dieron la tarea de guiar a quien haya dirigido su rumbo aquí. Tal vez hayas visto alguno en tus sueños porque así son creados para las naciones donde ustedes fueron asignados y aquí tampoco es la excepción. No te miento, todo el tiempo me sigue causando asombro: puedes ver los árboles con agua en sus copas sin que se derrame una sola de sus gotas, sus cortezas son tan suaves que brindan calidez a la hora de dormir, sus raíces interpretan las más dulces canciones de cuna que es inevitable soñar con lo que te hizo sentir una felicidad que nunca regresará y sus frutos tienen el sabor de la plenitud. 

 

En la arena crecen algas que bailan sin necesidad de estar sumergidas, creen que ya no necesitan el mar para realizar su danza porque el viento las acompaña; pero éste último es caprichoso y no siempre estará ahí para ellas. El pasto tiene un tono azulado; les pregunté por qué ese color y contestaron porque han escuchado tanto del mar que desean con todas sus fuerzas conocerlo. Como es imposible que así suceda, sin poner en riesgo su vida, pintaron la superficie de sus pieles con un color similar al océano y creer que tienen algo de él. Sin embargo, el mar no es así. Puedes observar que es de un tono anaranjado, parece un atardecer eterno quen lo ilumina, como si el sol rogara por un último deseo de permanecer inmóvil y contemplar el jardín antes de perderse en el horizonte.

 

    Prosigamos a la razón de que estés aquí… si tienes más preguntas, puedes acercarte al pasto. Te sorprenderás de sus respuestas. ¿Las algas? Ellas decidieron no hablar porque creen que interrumpirá su baile. Vamos al centro del jardín, tu hilo rojo parece interesado en la Lluvia. No me sorprende, ella acepta a la mayoría porque nació de las Tormentas y esos fenómenos ocurren para todos. La única reserva que tiene es con el aroma a tierra, pero tú no pareces salido de una madriguera. Quédate aquí y ella vendrá primero en una nube roja y lloverá si te acepta. Si no cae gota alguna, así sea la más pequeña, ya sabes la respuesta. ¡Así de fácil! Estaré cerca, no tienes porqué tener miedo. Confía en mí.

 

*

 

    Interesante… es la primera vez que veo algo así. Llovió, por todos lados, menos donde tú estabas; aunque te cambiaras de lugar ninguna gota cayó cerca de ti. Incluso el agua en el suelo desaparecía apenas y colocabas un pie encima. La Lluvia no tiene ese comportamiento… lo hizo solamente contigo. Extraordinario, tengo que escribirlo y así no olvidarlo. En el futuro será de utilidad. Tu hilo rojo se hizo más pequeño por ello, pero no te preocupes, el siguiente camino serás aceptado sin duda. Ven, te llevaré a las orillas del jardín donde está el Mar. Ella nació de los Glaciares, donde se originaron las bajas temperaturas que permitieron la formación del suelo donde todos residimos. ¡Observa!, tu hilo rojo baila de felicidad al escuchar el nombre de nuestro siguiente destino.

 

    Escucha, aquí tienes que poner de tu parte y remar hasta que el jardín sólo sea un fragmento de tu imaginación… yo no lo escribí, te digo lo que está en el manual. La dirección a la que debes de ir, tu hilo será la brújula, no tengas miedo de perderte. Los rechazados por la Lluvia son aceptados por el Mar, ¡muy sencillo! Es como sumar dos y dos para que el resultado sea cuatro, no hay nada que diga lo contrario ante este razonamiento. El hilo ya está apuntando a la dirección donde debes ir. Anda, sube ese barco y a remar. Claro que no te dejaré solo, no me mires así. Me iré cuando tú y el horizonte se conviertan en la misma esencia. Una vez que alcances el corazón del Mar, aquellos que vendrán después de ti, recordarán la nostalgia de ver una inmensidad que los espera con los brazos abiertos y no tendrá intenciones de abandonarlos.

 

*

 

    Esto no lo creo. Es imposible… lo digo en serio. Nunca había sucedido esto, no debería… El Mar no se comporta así, no puede, va en contra de sí misma. Las olas no tienen la fuerza para levantar el barco y regresarlo a la costa. Podría jurar que es un invento de una mala broma del destino, pero no es así. Tres veces lo intentaste y el resultado fue el mismo. ¿Cómo está tu hilo rojo?… Está a punto de desaparecer… esto no es bueno. No puedes hacer otro intento a la Lluvia o al Mar, sería muy arriesgado. Hay que pensar en algo rápido o las cosas pueden resultar muy malas. … No lo sé, nunca ha sucedido. Creo haber escrito algo al respecto a eso… ¡aquí está! Sólo dice que tu alma se separa del cuerpo para volverse parte del jardín y tu alma se perdería en el Vacío. En tu caso puede resultar peor al ser un Pilar. Qué podemos hacer… espera… no recuerdo haber escrito esto. Existe un tercer camino, donde toda respuesta que intente explicarlo sólo recibirá por bienvenida un millar de preguntas que nadie contestará: la Vía de la Estrella.

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