No me importa suplicar,
tengo al ego dormido
en un cestito junto a la estufa.
Te hice esperar y te espero.
Vuelvo al nido trepando
porque perdí las alas en la bruma.
No sé quién sos. No sé quién fui.
Aún menos quién seremos.
Hago del pasado una bola,
la arrojo al fuego
y me intoxico con el humo.
Mis ojos no me dejan verte.
Todo el amor que construimos
está cimentado de fango.
No sé quien soy. No sé quién serás.
Aún menos quién seremos.
Si dejo volar al futuro
se nos van a colar en la jaula
los pájaros mutilados que tuvimos en mano.
Dime que no diga nada.
Cuéntamelo todo y sana
esa garganta rota de callar.
No sé qué es el saber. No sé saber.
Aún menos si supimos.
Deshagámonos del tiempo o no.
Ha pasado menos de lo que parece
y mucho más de lo que pasó.
Ahora estamos en frente.
No podemos estar en corazón.
Desamordacemos al alma.
No sé si somos o no. No sé si sí.
Aún menos si existe el ahora.
Romper las estructuras es lo más sensato,
lo más sensible, lo menos frívolo, lo más cálido.
Tengo tres minutos y dos mil oportunidades más
para hacernos mierda la vida y renacer después.
Este orden sólo responde a nuestro desastre,
sólo así se descoloca lo que siento para verme.
Sé que estás, que estoy y que estaremos.
Aún más.