Un cachito de la Luna por Coralia Mares

Todas las tardes en las que deseaba salir a jugar con los niños de la cuadra yo tenía que estar en mi casa haciendo tarea, no podía concentrarme con sus gritos de emoción y el ruido de sus pies al correr de un lado a otro. Al terminar mis obligaciones y era la hora correcta, mi madre me sujetaba fuerte y me lanzaba, al tocar el piso, corría desesperada con la esperanza de encontrar un alma valiente que le gustara investigar de noche.

 

La primera vez fue difícil, estar en un lugar nuevo y completamente diferente al mundo que conoces te hace sentir solo. Una vez que sientes el cosquilleo en cada pequeña parte de tu cara, significa que estas cerca del alma indicada, solo tienes que cerrar tus ojos, apretar tus puños, dar un salto y prepararte para jugar con su mente.

 

Cuando es uno de esos seres a los que mamá llama adultos, es fácil que les cause hacer muecas, retorcijones o incluso cantan tan fuerte que se les agota el aire, supongo que tienen tantos problemas y secretos, que con ellos no tardo mucho. Están los que tienen muchas líneas extrañas en su cara y se quedan estáticos bocarriba, es demasiado aburrido pues no me he encontrado con ninguno que le afecte si conocen su pasado o presente.

 

Después están mis favoritos, se parecen mucho a mí, son pequeños, frágiles, solo que sus orejas no resaltan y su piel no cambia de color. Muchos son mis amigos y es que los visito frecuentemente o bueno ellos me llaman a jugar, son muy divertidos hasta que ya no me quieren más, creo que no a todos les gusta temblar, llorar o soñar con las mismas personas.

 

Antes de que papá despierte yo debo regresar, para eso tengo que buscar en mi cabeza, un recuerdo fugaz y así alcanzar la estrella que me lleve a mi hogar. Pero en esta ocasión entre a un alma diferente, la verdad es que no me gusta lidiar con los que tienen facciones delicadas, eso suave que brota de su cabeza, no son muy grandes pero tampoco pequeños y tienden a oler a vainilla, es desagradable. Intente aparecer muchas cosas en su sueño, no tenía ninguna reacción, me estaba esforzando, nos aventamos de un edificio, nos llenamos de lodo, quemamos su ropa, le gritamos a un ser muy apuesto y nada.

 

Me quede tanto tiempo en su mente que no pude regresar, nunca había estado un ser de la oscuridad en la plena luz del día, se mueve todo aquí adentro, ¿qué es eso? definitivamente no es igual verlo todo desde arriba, solo esperaré y regresaré en la noche.

 

Al estar aquí, descubrí que es de lo más normal, no comprendo como me invito y no quiere jugar conmigo, lo intentaré otra vez. Aguarda no es de los seres grandes, ya debería de estar en su hogar, ya me canse de estar solo en una calle esperando, ¿quién es él? ¿cómo es que puede hacerla llorar, gritar, temblar?…

 

Hace frio y por fin regresamos, ahora duerme y sueña para yo poder irme. Todo es oscuro, me siento bien, deja de titubear, duerme, deja de acariciarte, duerme, déjame jugar contigo, duerme, deja de ver a mamá, duerme, deja de decir que es bella, duerme, deja de pedirle cosas, duerme para que me dejes salir.

 

Ella acaba de hablarme, quizá ya pueda irme, siempre que invitan a la luz y abren sus ojos es porque están cansados de mí. No hice nada, ¿cómo puede decir mi nombre?, -¡Ya quiero que termine esta pesadilla! – gritó ella en un último suspiro.

 

Recuerdo los consejos de mamá, el tiempo se acaba cuando eres tú el que está asustado, una pesadilla se termina con un miedo más grande. Estoy deshaciéndome, no siento cosquilleo en mi cara, mis puños ya no se aman y mis piernas no se elevan, yo no sabía que el dolor, el pánico o incluso alguien que no soy yo, causara tanto daño.

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