La trascendencia de Daniel Johnston; el rebelde de los formatos de grabación y precursor del Lo-Fi por Rodrigo Broschi

Esta semana se dio a conocer la noticia del deceso de Daniel Johnston, músico y artista visual influyente en la escena underground de los ochentas. Diagnosticado desde joven con esquizofrenia y trastorno bipolar, fue un ataque al corazón lo que terminó con su vida a sus 58 años. Días antes Johnston había sido hospitalizado por problemas hepáticos secundarios a décadas de medicación psiquiátrica. 

 

Rememorando su trayectoria, Daniel destacó por su trasfondo lírico y su peculiar estilo gráfico que estampó en las carátulas de sus cintas. Pero sobre todo, por ser pionero del Bedroom Pop y la autogestión musical sin soporte alguno de la industria. Johnston se apropio de las grabaciones de baja fidelidad como sello de identidad y convirtió este enfoque estético en el mejor acompañante de sus letras. Grabó más de un centenar de canciones en las que plasmó de manera única el universo que habitaba en su mente; sus fantasmas, su relación con el cristianismo, sus experiencias de amor no correspondido e inclusive su afición por los cómics.
 

 

 

Johnston nunca alcanzó el éxito comercial pero su figura trascendió a un estadio de culto gracias a muchos que apreciaron su obra y lo posicionaron como la estructura de lo que hoy es el ‘Lo-fi’ (Low Fidelity) o la superposición de la naturalidad musical por medio de grabaciones en equipos de gama baja. David Bowie, Kurt Cobain, Sonic Youth, T.V. On The Radio, Beck, Spiritualized y The Flaming Lips, por mencionar algunos, llegaron a hacer pública su admiración y reconocieron el impacto que su música tuvo en la evolución del género alternativo y sus formas de impresión.

 

Tras el anuncio de su fallecimiento, múltiples artistas al rededor del mundo manifestaron inmediatamente la conmoción por la noticia. Destaca el emotivo tributo que The National le rindió durante su presentación en el White Oak Music Hall, donde fusionaron ‘Not in Kansas’ con algunos versos de ‘Devil Town’, original de Johnston e incluida en su álbum 1990.

 

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