David “El Vida” Juárez, del papel a la piel por Mario Acosta

“Todo mundo empieza desde abajo” es una frase que pocos comprenden y cuyo significado, con el paso del tiempo, va cobrando un sentido importante para la persona que día a día se lo repite. Y es que esta frase engloba esfuerzo, dedicación y pasión por lo que se hace.

 

Es el caso de David “El Vida” Juárez, quien en poco tiempo ha sabido capitalizar, talento y pasión por lo que hace. Inmerso en el mundo del tatuaje desde hace un par de años ha logrado avanzar en técnica y reconocimiento no sólo de sus clientes, sino de aquellos que por algún motivo han tenido la oportunidad de ver su trabajo.

 

Originario del Municipio de Comonfort, en el Estado de Guanajuato, David comenzó a involucrase con la tinta al convivir con algunos de sus familiares, tíos que experimentaban con los tatuajes hechos con agujas simples, un poco de hilo y tinta china, los tatuajes de la cárcel, como muchos los conocen. Incluso, llegó a tener algunos él mismo. Hasta entonces nunca imaginó que la vida lo llevaría a convertirse en un artista de la tinta.

Fue hace poco más de 2 años cuando David entró de lleno al ambiente del tatuaje; por diferentes circunstancias, se acercó a un pequeño estudio en la ciudad de Celaya, Guanajuato, atendido por “El Sr. Hienna” quien vio algo prometedor en “El Vida”, situación que lo motivó a convertirlo en su aprendiz.

 

Fueron casi dos años de atender la agenda del estudio y dibujar, hacer bocetos, practicar líneas, sombras y muchas otras técnicas que poco a poco el “Sr. Hienna” fue compartiendo con él, lo que reforzó los pocos conocimientos que David tenía sobre el dibujo y sus distintas variantes. Una vez dominadas las bases, ahora sí, era momento de comenzar a tatuar.

 

Un signo de Piscis y un par de letras fueron el primer reto del “El Vida”, un tatuaje relativamente sencillo, sin embargo, al ser el primer trabajo, los pequeños detalles más los nervios que en ese momento lo invadieron terminaron con una sesión de 2 horas y con “una porquería de resultado”, dijo el mismo David. Poco a poco fue avanzando, mejorando su técnica y tomando mayor confianza a las máquinas, hasta dominarlas. Cabe mencionar que hasta la fecha, no ha dejado de dibujar en papel, ya dice, practicar en todo momento es la base de una buena pieza.

 

Tras varios tatuajes pequeños y con el apoyo de su actual pareja, David “El Vida” Juárez fue ganando terreno, y una pieza como el desastroso signo de Piscis paso de una sesión de más de 2 horas a una de casi 40 minutos, con detalles precisos y por consecuencia, con un mejor resultado final.

 

Desde entonces aprovecha cualquier momento en el que pueda inyectar tinta en la piel, ya sea en él mismo o en alguien más. Su novia, por ejemplo, es una de sus principales clientes, quien le ha otorgado la oportunidad de plasmar varios tatuajes que reflejan su progreso y la pasión por lo que hace.

Como toda persona que busca convertirse en profesional dentro de su ramo, David buscó los medios para fortalecer su formación como tatuador. Su principal fuente de aprendizaje, son sin duda los seminarios a los que acude en eventos como “Viva la tinta” en donde ha logrado estar cerca y aprender de las técnicas de grandes personalidades del tatuaje, además de visitar algunos estudios con artistas cuyo trabajo admira y de quienes ha logrado aprender un poco mientras lo tatúan.

 

Los estilos realistas, caricaturas, new school o todo lo que tenga que ver con una composición de colores estructurada son los que más llaman su atención y aunque no busca especializarse en ellos, si son a los que mayor empeño dedica, sobre todo en el realismo, ya que alguna vez escuchó que independientemente del estilo en el que se especialice un tatuador, debe dominar esta técnica.

 

Sus ejemplos a seguir, tatuadores como Víctor Portugal con su estilo en grises y diseños biomecánicos o Jesse Smith, experto en new school y tatuajes en colores vivos. “Me gustaría llegar al nivel en el que ellos están, pero no por la fama, sino por la calidad de sus trabajos” comenta “El Vida”.

Hoy, su mayor satisfacción es comenzar a ser reconocido, saber que varios de sus clientes ya recomiendan su trabajo y que después de un año de atender a sólo a una o dos personas por semana, ahora tatúa prácticamente a diario. En la actualidad, su hija y su pareja son el principal motivo para continuar trabajando, para ser cada día mejor.

 

Todos los tatuajes que realiza son un reto, la oportunidad para cumplir aquel anhelo que tenía de niño cuando imaginaba que, cuando él fuera mayor, quería hacer algo que le gustara y que además le diera de comer, por demostrar que disfruta ser quien es.

Hoy, David “El Vida” Juárez es una promesa del tatuaje, con una carrera prometedora. Onirico Mortis, en la ciudad de Celaya, Guanajuato, es el estudio en donde nació el tatuador y en donde seguramente, continuará creciendo.

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