Abro este texto para aquéllos con la inquietud de tener una pluma en la mano y enfrentar la hoja en blanco. Aquéllos con el duelo de encontrar la historia que contar, los elementos para contarla y, sobre todo, cómo contarla. Plasmar las ideas tienen que ir, por fuerza, acompañadas de construcciones para ayudar a la imaginación del lector, enriquecer la lectura y así despertar su interés de continuar. Construir todo lo dicho, es difícil. Para aquellos escritores que comienzan o que ya se encuentran en el duelo, les digo: sigan sus ideas, peleen por ellas y construyan más allá de los límites del infinito creativo.
Para la continuación de este texto, es necesario mencionar, aunque sea de forma efímera, el mundo fantasía del escritor J. R. R. Tolkien. La Tierra Media es un referente y fenómeno global: se le ha rendido tributo en cultura pop, sagas de fantasía medieval, películas, juegos de mesa, videojuegos, etc. Si bien las influencias de Tolkien han evolucionado, siguen presentes y continuarán haciéndolo; el mundo posee tal riqueza que es inevitable no realizar alguna aportación directa o indirectamente.
El trabajo de un escritor en la creación de mundos se acerca a los límites del infinito creativo, previamente mencionado y muy probablemente practicado por Tolkien mismo, debido a que una de las misiones del escritor de fantasía, o de cualquier movimiento literario, es la lucha por ofrecer elementos novedosos para separarlo de sus influencias, esconderlas del público. Siempre estarán presentes, aunque es trabajo de los lectores asiduos para encontrarlos, estudiarlos, compararlos con lo que posiblemente sean sus influencias y así llegar a una comprensión más cercana.
Este es el trabajo de un escritor del que hablaré. Él eligió la fantasía, por influencia de Tolkien —y la ciencia ficción siendo una influencia posterior— para contar sus historias. Es necesario mencionar que su obra se centra no sólo en ambos movimientos literarios, sino de una evolución de su mundo que comenzó mirando las estrellas y procedió conquistarlas después. Hablo de la obra del escritor Sergio Martínez Medina.
La fantasía en sus escritos sólo era una capa exterior para contar una problemática política ante un mundo creado repleto de diversas razas y el uso de la magia. Las razas del mundo de Úrim, inspiradas en la Tierra Media, aún son de gigantes, orcos, trolls, elfos, enanos, humanos y entre otras razas aún por descubrir. Aunque, como dicho previamente en la lucha de buscar elementos novedosos, es una característica de cada raza pertenecer a una cultura de la antigüedad, por ejemplo: los romanos son los orcos y los egipcios son los elfos. Esa es la huella de fantasía que el autor intenta pertenecer al grupo de fantasía, pero luchando para no seguir los mismos pasos de su antecesor. La aportación de Sergio Martínez, en lo que respecta al uso de la magia es heredada por un fenómeno de índole astronómico, un vacío donde lo material y etéreo se juntan; de ahí que el nombre de la obra se titule El Gran Vacío.
Los siguientes pasos en su recorrido, son las consecuencias políticas de cada raza debido a que cada una es portadora de diferentes elementos mágicos. Una de las consecuencias de los conflictos políticos, son de actos bélicos relatados con tecnología militar alimentada por la magia, persecuciones ideológicas y complots son sólo algunos de los elementos que podemos encontrar en el mundo de Úrim.
La pregunta natural siguiente es: la ciencia ficción en Úrim. ¿Cómo? Sergio Martínez da una propuesta de viajes a las estrellas utilizando tecnología, que ha evolucionado dentro de Úrim, y los aspectos mágicos. La intención de este escrito no es de ahondar en la profundidad de la obra de Sergio Martínez Medina, eso es trabajo del lector. Estas palabras son sólo una invitación para adentrarse a un mundo de fantasía, donde queda plasmada su visión del mundo si tuviera acceso a la magia, y lo que pasaría después en caso de que un mundo civilizado a ese nivel llegara a conquistar las estrellas.
La escritura no tiene límites. Está la comprensión del miedo a la página en blanco, aunque parece ser que alcanzar los límites infinitos de la creatividad causa un temor aún mayor. Es nuestro deber vencerlo y el mundo creativo estará a nuestros pies.