DÍAS DE TREGUA Kevin González

 

 

A Tania G.

 

Un día sin memoria

vine a tu encuentro

con mi alma desnuda

buscando tus ojos.

Percibí la mezcla

de tus labios sabor tizana

quejándome

de mis dolores entrañables

y depositando muestras de cariño

en tu tez clara.

 

Acaso ese mismo día
fue un invierno

donde, clavados en mi cama

que conoce tu figura,

te susurré al oído

con voz tenue y quebrada

algún síntoma de mi amor;

y sentimos la necesidad

de apaciguar las luces

bajo el umbral eterno de mis brazos.

 

Vendrán más días así

donde no me vea traicionado

por no conocer tus dolencias

y tus sueños que tejen

y destejen la vida misma.

Entonces, esos días de tregua,

estas manos tercas

te volverán a reconocer

y podremos decir

a voz media:

“vamos al Centro

por un café y un bizcocho”.

 

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