Llega octubre y el mundo se pinta de eventos. Por donde quiera que mires hay celebraciones de este o aquel tema: campañas de concientización sobre tópicos de salud, tradiciones milenarias, el inicio del otoño en México, votaciones presidenciales con los vecinos del norte, incluso hay eventos que suelen pasar desapercibidos, pero que están presentes en los # del mes, como Rocktober fest y Oktober Fest. Con la nostalgia que me ha embargado las últimas semanas, producto de escuchar una y otra vez canciones del 2006, decidí hacer algo distinto para la columna de esta semana y hablar de los cambios que han tenido algunas revistas dedicadas a la industria cultural, en este caso, la musical.
Más allá de algunas bandas de Punk Pop y Rock Alternativo, no estoy muy versada en el tema de la historia de esta institución musical, por lo que decidí desempolvar la colección de la revista RollingStone que guarda mi hermano y me puse a leer la edición de octubre del año 2010. En la portada se encuentra Roger Waters, hay reportajes especiales de series de televisión, cine, libros y videojuegos y, por supuesto, un montón de artículos acera del universo musical.
Hay cosas que no han cambiado desde entonces, Benjamín Salcedo sigue siendo el director de la revista, los colores negro y rojo siguen predominando en todo el diseño y los artículos de Brian Hiatt se siguen traduciendo de su inglés original al español, con el objetivo de ser incluidos en la versión de México. Pero debo decir que si hay cosas que han cambiado, como las temáticas nacionales, ya que en los números más recientes se incluye más información acerca de lo que está pasando en México y no sólo en Estados Unidos, esto incluye una mayor presencia de literatura sobre el escenario musical y cultural del país, por lo que el número de columnistas hispanos se ha incrementado, inclusive se abrió un espacio para trabajos universitarios enfocados en el periodismo musical.
La revista ha cambiado, es innegable, pero una de las cosas que más me sorprendió fue ver que los cambios culturales y sociales que han estado haciendo eco en los últimos años también han alcanzado a esta institución. Ahora no sólo los duros amantes del Rock and Roll se van a sentir como en casa al abrir las páginas de esta Stone, también todo aquel interesado en enterarse acerca de los cambios de la industria musical del rock en México y América Latina. Esta renovación también alcanzó el estilo de redacción y forma de expresar cada artículo. En la atualidad utiliza un lenguaje que parece toma en cuenta a su nuevo público y lo anima a sentirse parte de la familia Stone al dirigirse más específicamente a este y evitando el uso de voz pasiva: nombra a su lector y lo anima a sumergirse en sus páginas.
Aunque RollingStone no es la única revista dedicada a la industria musical, la frescura que le dieron a la edición mexicana no puede menos que captar mi atención nuevamente y ver qué otras propuestas desarrollarán y cómo las harán armonizar con las notas de la RollingStone de casa.
Aprovecho este espacio y la temática que hoy procuro abordar de forma superficial para enviar un abrazo virtual a los fans de Eddie Van Halen, que seguramente han estado canción tras canción recordando a este gran intérprete.
Autor: Estef Ibarra
Nombre columna: Divagaciones literarias
Sinopsis columna: En el corazón del oasis, fuente de serenidad y añoranza de un desierto compuesto por sus pensamientos, ideas y anhelos, se encuentran las palabras pérdidas de cientos de hojas amarillas que, deseosas de ser nuevamente leídas, se escurren entre las arenas asfixiantes del olvido y viajan hasta el centro de una vieja mesa de madera alumbrada por nada más que la luna y una vieja lámpara titilante y comienzan a llenar mi tranquila habitación con divagaciones que, por su naturaleza humana y fluctuante, sólo podrían recaer en la práctica de una disciplina: la crítica literaria.
La crítica, durante años, ha sido objeto de polémicas constantes en el mundillo artístico; considerada por algunos como un mal necesario, y por otros, como un medio para analizar cientos de veces, decenas de veces, miles de veces, las posibilidades que una obra manifiesta, se presenta como un medio de interpretación y cuestionamiento, «no hacia lo que significan las obras, sino cómo es que esas obras han venido a significar»(Medina citado en Montero, 2018)