Donde no hay vida por Alberto Castañeda

Fotografía: cortesía prensa FIC

Dos personas preparan una mesa, acomodan unos libros sobre ella y prenden unas velas; visten de negro, hay sonidos alrededor, sonidos que vociferan un lenguaje extraño, risas, gritos. Sabemos que algo va a suceder. Los oficiantes de tal misa, los que visten de negro, preparan sus manos, sus dedos en particular, para algo de lo que no sabemos nada. Un objeto que antes no tenía vida, la tendrá en unos segundos más.

¿A dónde va la idea del teatro como un ritual? ¿En qué cajón conceptual terminamos metiendo al teatro? Mucho he escuchado del Cervantino a partir de epítetos comunes, desde “La cantina más grande de México-el mundo” a “la fiesta del espíritu”. A final de cuentas todas hablan del espíritu, pues son energías que inyectan de vitalidad a lo que estaba dormido. Una fiesta habla de vida en primeros términos. El ritual es la acción específica que dará vida a algo que la perdió o nunca la tuvo.

En los años que he vivido el Cervantino, desde la perspectiva de guanajuatense, poco se puede ver con vitalidad: el río de gente, el alcohol en las calles, las estatuas vivientes, los payasos por el mercado, el tianguis hippie… dejan de tener vida, son caudales de cosas sin significado, horadadas por el tiempo y la repetición constante de esto. Pero entro al teatro y lo que encuentro es un ritual para dar vida a dos títeres, sonidos incomprensibles, luz de velas, libros y dedos ágiles. El fetiche ha renacido frente a nuestros ojos y nos habla de muchas cosas. Nos cuenta, desde otro aspecto, una historia más que conocida. Esto es lo que cobra factura en lo vital a esta obra: dos títeres y una forma distinta de contar una historia.

El Quijote de Cervantes ha sido valuado como una de las obras más importantes por el uso magistral de la lengua castellana pues se pueden contar más de 22,000 palabras diferentes en este texto. Podemos decir que si hay algo valioso en Cervantes es el uso de la lengua. Sin embargo, Bambalina Teatre Practicable con su propuesta Quijote elimina por completo tal lengua y deja que la obra se cuente con interjecciones y sonidos inarticulados. Lo que descubre esta compañía es que eliminando el barroquismo de las palabras queda en esencia una relación entre el Quijote y Sancho, una amistad incomprensible, es decir, el Quijote se lanza a sus aventuras que no tienen una pizca de razón, sus tribulaciones no tienen pies ni cabeza, y aun así Sancho encuentra un lazo irrompible de complicidad con él.

El títere volaba sobre las cabezas de los titiriteros, los cuales, a diferencia de varios trabajos de títeres, no desean desaparecer sino acompañar al títere, la cara del hombre se volvía parte fundamental de la escena, un actor más con el cual el títere podría desenvolver su drama. El titiritero estaba invitado en la fiesta del títere, estaba invitado a convivir con él. Ese día vi algo que vivía, algo que estaba muerto y cobró vida, un ritual vodoo de fetiches. No hubo palabras y vi algo distinto en la obra de Cervantes. Pues de esto se trata este arte, de crear vida donde no la había.

Quijote
Bambalina Teatre Practicable
Teatro Cervantes
3 de octubre. 18 horas

Historia Anterior

Electrocumbias sabrosonas wepajé un playlist de Míkel F. Deltoya

Siguiente Historia

Rick & Morty por Armando Castillo Toro