Antes de empezar la película era un auténtico relajo, un vil desmadre como se dice vulgarmente. Las pandillas gritaban: ¡Aquí la Guerrero! ¡Aquí la Roma! ¡ChinguenasuputamadrelosputosojetesdelaNarvarte! No sé a qué se debe que seamos tan odiados. ¡LosnacosdelaGuerreronosvienenapelarlaverga! O los gritos entre los gritos: ¡Todaslasviejasdeallaabajosonunaboladeputasculeras! ¡Yallegósupadrehijosdelachingada! Y luego un cuate con voz de trueno gritando: ¡Chingueasumadreelquenoladre! Y todo el pinchecine ladra y ladra, creo que hasta las viejas, menos yo porque no le hago caso a cualquierpendejo. Y yo por acá y por allá, allende y acullá, saludando a cuates de la prepa: al Malhecho, al Chiras, a Germán el pianista del conjunto de la prepa llamado Los Boppers, al Greña Brava, al Mechas de Indio, al Solícito, en fin a todos los seguidores de Elvis y el rock. Y entra y entra cuates y cuates en bola, silbando, risa y risa. Y que entran unas viejas con chamarras de cuero con suásticas pintadas, pony tails n’ bobby socks, muy rocanroleras, con libros y cuadernos. Y una boladecabrones las rodeó. Las viejas del miedo no saben qué hacer. Los cuates: ¡Órale, órale! Yo me preguntaba: órale qué. Las viejas bien espantadas, fruncidas a morir. ¡Déjenos ir! Uno que otro las manoseaba discretamente. Las viejas: ¿Qué quieren? Unos cuates: ¡Déjenlas! Y uno: ¡Que bailen! ¡Sí, que bailen!, respondió la bola. ¡Que bailen! Y la que parecía la líder: Okey, si bailamos, ¿nos dejan? Y un cuate empezó a cantar: Bibopalula es mi beibi / Bibopalula nadie sabe cómo te quiero yo, te quiero yo, te quiero yo / Bibopalula no me dejes así, me dejes así, me dejes así. Y las pinchesviejas baila y baila como locas, sacudiéndose todas. Los cuates palmotea y palmotea, chasqueando los dedos. La jefa era la que hacía pasos a la Elvis por aquí y por allá, temblando una pierna. Las otras: ¿ya? ¿ya? Y loscabrones: otra y ya. Y luego el cantante antipresley: ese pollito yo vi cómo se me sonrió… Y de la multitud de rebeldes surgieron unos héroes. Ya estuvo bueno, déjenlas. Y las dejaron ir. Salieron como cohetes. Felices de que nada más las hubieran hecho bailar y no les hubieran hecho otra cosa. Se apagaron las luces y todo el cine se calló. Un silencio largo, largo. Y cuando empezaron los noticieros todo el mundo mentandolelamadre al cácaro, silbando. El Noticiero Continental parecía no tener sonido, todo mundo rayándolesuputamadrealcabrón que hablaba. Luego unas voces cantando: Me voy pa’l pueblo/ hoy es mi día /chingueasumadrelapolicía. Y claro, todo el mundo se puso a cantar. Yo estaba botado de la risa, canta y canta: Me voy pa’l pueblo/ hoy es mi día /chingueasumadrelapolicía. Y luego una voz por un micrófono dijo que si seguía el desmadre la función sería interrumpida. Todos lementaronlamadre al dueño de la voz. Y empezó King Creole.
El bajo, las voces de Los Jordanaires. La voz del Rey: There’s a man in New Orleans who plays the rock n’ roll…
Abajo las viejas gritando, arriba también los cuates. Todos palmoteando, chasqueando los dedos al compás de “King Creole”. Y cuando apareció Elvis algunos gritándole.
Todos fumában como locos. Elvis, recargado en un barandal de la terraza de una casa vieja colonial de New Orleans cantaba “Crawfish”, los cuates chasqueaban los dedos. Yo fuma y fuma. Mis cuates palmoteando cuando Elvis cantaba “Trouble” en el cabaret de los años veinte, el Golden Goose, padre, digo, chingonchingonísimo. Elvis bailando depocamadre, de seguro abajo, las nenas locas, muertas, delirando, extasiadas. Algunas viejas gritaban como si las estuvieran desflorando o algo por el estilo. Pero en realidad abajo casi estaba en silencio. Entre una escena romántica entre Elvis y la heroína, unos gritaron: ¡Yacógetelabuey! ¡Esaviejaesputa! ¡Yanoesquinto! ¡Yanoseteparaniconglobos! Los cigarros volando y brillando por aquí y por allá como luciérnagas. Elvis cantaba “Don’t ask me why”. Rock lento: I’ll go on living you / Don´t ask me why / Don’t know what else to do / Don’t ask me why / Hoy wad my heart would be / if you should go… Y yo pensansando en Lulú: junto a mi en el cine. Y cuando Elvis cantaba “Lover Doll”: …You’re the cutest lover doll… I’m crazy for you… Let me rock you in my arms… I’ll take you home… Let me be your lover boy, let me be your lover boy… Yo y Lulú en una fiesta bailando, yo y Lulú en la sala de su casa, yo y Lulú caminando por una calle al atardecer, yo con mi guitarra de dos cuerdas rocanroleando. Young dreams, my Herat is fill with young dreams… In my eyes, oh can you see in my eyes that you are the only one / who make my young dreams come true… /Take my hand… Oh darlin’ take my hand… And let me make you part of all my young dreams… sentados en la alfombra, oyendo el disco en la sala de la casa de Lulú.
Bienchingona la película, cuando por lo que sea el cine estaba en silencio, unas viejas entraron, empezaron a buscar asientos. Y del silencio surgió un grito: ¡Carne! ¡Carne! ¡Caaarrneeee! Y una bola se abalanzó contra ellas. Y ellas empezaron a gritar y los cuates se las cachondeaban por todos lados… Ellas lloraban. Una de ellas gritó:
-¡Hija! ¡Hija! ¡Dios mío!
Algunos cuates las defendieron, se armaronlosmadrazos y ellas pudieron huir, medio desvestidas, luego pareció que ya todo se había calmado, pero empezaron a arrancar los asientos de las butacas y a aventarlos, todo mundo corriendo como loco por todas partes, como si se estuviera incendiando el cine. La función se interrumpió y encendieron las luces. Y siguió el desmadre hasta que llegaron los granaderos y nos sacaron a todos del cine. Las chamacas espantadas de verles la cara como nalgasdegorila a los granaderos. Nada pasó, los granaderos no le hicieron nada a nadie.
El Rey Criollo de Parménides García Saldaña
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