Cuando hablo de ti, mi amor todo me sienta bien, la vida comienza a tomar sentido, mis miedos desaparecen y justo al iniciar el día la magia sucede, con tus buenos días que me invaden de alegría, cierro los ojos y pienso en ti, en la calidez de tu pecho y tus abrazos reconfortantes que curan hasta la más microscópica herida de mi alma rota, justo esa la que juro no volver a enamorase. Pero como negarme a tu amor, si tu dulce alma y tu sonrisa son el complemento perfecto, para comenzar hablar de amor.
Cuando hablo de ti mi amor, tu nombre permanece en mi mente, la conexión y complicidad que compartimos es tanta que basta con mirarte y ya sabes lo que me hace falta. A veces me duele hablar de amor, y no por ti, porque sé que eres tú. Y no, es que yo haya decidido quererte, son las circunstancias las que me han hecho amarte como nunca jamás puede imaginar querer a alguien, por que te amo por lo que eres, por lo que somos y me dejas ser cuando estamos juntos, por la tranquilidad que siento cuando te tengo lejos y se que puedo confiar en ti.
Cuando estoy con mi amor, las horas pasan tan rápido que cuando llega la hora de partir, quiero que comience de nuevo la magia de poder volver a mirar tus ojitos y tu sonrisa que me motivan a comenzar el día y no quiero que suene a presunción o que tu amor se ha vuelto de nuevo costumbre o monotonía, sólo sé que eres tú, porque los miedos crecen en cuestión de poder perderte y las ganas de cuidarte y amarte bonito permanecen, eres tú, porque esta vez me sabe diferente el amor, porque el amor lo haces tú, insisto que cuando te miro no hay otra palabra en la que pueda pensar más que en amor; es que eres magia y el brillo de tus ojos te delata, eres tan feliz como yo, con tan sólo mirarnos y hablar de ti mi amor es aún más fácil.