Querido lector, estos últimos meses Estados Unidos y las redes sociales en general han puesto en el ojo del huracán el racismo que ha acongojado a dicho país desde tiempos inmemoriales y ha repercutido en la muerte de miles de afrodescendientes a manos de la Policía, quienes basándose en el aspecto físico de las personas arrestan indiscriminadamente a cualquier sospechoso con lujo de violencia, agrediendo sus derechos y libertades, pero antes de atacar visceralmente a los blancos por ser blancos y defender a capa y espada a los negros por ser negros, al hispano por ser hispano y al migrante por ser migrante, lo invito a qué analicemos qué es el racismo y porqué se ha confundido y mal interpretado con el clasismo, otro problema con el que cargan todos los países del mundo.
El racismo es la discriminación que utiliza las características físicas de una persona para usarlas en su contra (gordo, flaco, alto, chaparro, narizon, ciego, blanco, negro, moreno, amarillo etc.) como indicador de pertenencia a una supuesta raza (la cuál ya ha sido rebatida por la ciencia), ahora, hay que dejar algo en claro, al racismo no le interesa en absoluto el nivel socioeconómico de una persona, por eso decimos que Estados Unidos es racista, porque es una sociedad donde existe una marginación muy bien marcada racialmente en el espacio urbano a través de los barrios, como los barrios negros, barrios latinos, barrios chinos y recientemente los barrios musulmanes, que se convierten en lugares exclusivos para determinado grupo étnico.
Por otro lado el clasismo, utiliza el poder adquisitivo de una persona para usarlo en su contra (rico vs pobre), en éste caso es un fenómeno que siempre ha existido desde el génesis de la historia de la humanidad y no importa como le llamemos a los participantes, si son burgueses, proletarios, amos, esclavos, fifís o chairos; la búsqueda por la superación socioeconómica y la rivalidad en la lucha de clases siempre exisitirá, para este caso al contrario del racismo, no le interesa en absoluto las características físicas de una persona, sino la cantidad de capital que la persona tenga a su disposición.
Ahora, querido lector, usted se preguntará ¿A qué voy con todo esto? el asunto al que voy es que a partir de las manifestaciones antiracistas en Estados Unidos, en México surge la discución de que si éste país tambien es racista, además de que si el fenómeno de los whitexicans también sea una nueva forma de discriminación, lo cuál esto me motivó para escribir esta columna.
Aunque la respuesta sea complicada diría que México sí es racista pero no, si es racista en el sentido de que los medios de comunicación (la televisión, para ser más precisos) los cuáles repiten clichés hasta el cansancio y de una u otra forma repercuten en la cosmovisión del mexicano dentro de sus relaciones interpersonales a través del uso de los insultos como naco, prieto, indio, etc. pero no pasan a un plano mucho más grande como el político porque esta lejos de parecerse al racismo estadounidence, por ese lado digo que México no es racista, porque contrario a nuestros vecinos del norte, la marginación urbana es más de tipo socioeconómico que racial, además de que muchos de los personajes que han llegado a los frutos del poder no son blancos, por mencionar algunos Juan Manuel Oliva, Los Moreira, los ultimos tres gobernadores de Puebla y hasta el mismísimo Gustavo Díaz Ordaz; además, aunque exista una minoría blanca, no quiere decir que todos sean “privilegiados con apellidos estrafalarios” también hay personas que pertenecen a las clases populares.
Por otra parte, los conflictos habidos y por haber contra grupos indigenas y sectores agropecuarios, todos son por cuestiones meramente politicas (tierras, agua, salud, educación, narcotráfico etc.) pero no tienen relación alguna con la tonalidad de la piel, así que querido lector, quién quiera ser racista en este país tiene que verse en el espejo primero antes de emitir algún insulto contra cualquier persona, porque si pertenecemos a una sociedad que presume ser mestiza, es ridículo que rechacemos a las personas por su color de piel cuando todos podríamos pertenecer a un mismo grupo étnico más allá de las diferencias socioeconómicas, debería ser la oportunidad de estar orgullosos de nuestras raíces y no intentar ser iguales que aquellos países anglosajones que se hacen llamar de primer mundo.