Bacherlard, decía que entre el sujeto y el objeto se da manifiestamente la interpretación o la imagen. De acuerdo a lo anterior, lo que entendemos de los hechos es, en su sentido más complejo, una intuición. Algo que resiste nuestra en nuestra lógica de que lo visto es verdadero. La resistencia e incluso la forma en que cedemos a ella es quizá la que le da relieve.
La película Ghost in the shell me recordó un eso. Mis partes favoritas incluyen aquellas en las que la protagonista enfrenta todo aquello que ve y que le parece falso a pesar del evidente control sobre sus pensamientos y conductas. Incluso su misma cara y su propio cuerpo. Lo que me parece aún más asombroso es la especie de close up mental que hace a sus diferencias.
Así como imposibilidad de percibir lo establecido como natural y de adentrarse a lo más oscuro del mar para poder sentir lo real aunque le produzca miedo. En medio del color negro, alejada de la alucinante superficie, inalcanzable como los edificios de la ciudad y tan hipnótica como sus koi flotando por el espacio: el futuro es un holograma.
