El nuevo filme de uno de los genios del cine, Woody Allen. Acompañado del humor negro y comedia ácida que lo caracteriza, nos presenta “Café Society”, película que se desarrolla en la época de oro en Hollywood y Nueva York, en donde la meca del cine era todo glamour, tabaco y alcohol y las productoras de cine escalaban a la cima. Los gángster eran temidos y los jóvenes soñaban en grande. Irónicamente sigue siendo nuestro presente.
Woody Allen, como uno de los mejores guionistas y cineastas poco comprendidos, nos presenta ésta película protagonizada por Jesse Eisenberg a quien hemos visto en Red Social (2010), Zombieland (2009) y Batman vs Superman (2016), ahora como Bobby Dorfman, un chico torpe y soñador acompañado de Kristen Stewart protagonista de Crepúsculo (2008) y The Runaways (2010), actriz a quien no a todo mundo le simpatiza su poca carisma en sus actuaciones y persona. Pero Allen sabe exprimir el talento de sus jóvenes actores, y como resultado Stewart nos ofrece una de sus mejores actuaciones junto a Eisenberg. En el elenco también destaca Steve Carell, Blake Lively, entre otros.
La escenografía, los vestuarios y el ambiente en conjunto son impecables. Nos retrocede el tiempo y nos sitúa en los años 30, con una fotografía perfecta, de la mano de Vittorio Storaro (El último tango en parís, Apocalypse Now). Allen por primera vez utiliza lo digital y no lo analógico, como acostumbra en sus películas, y se nota mucho la diferencia de forma favorecida. En toda la cinta se observa un color cálido, aparentando un atardecer en toda la película, embelleciendo aún más la imagen dándole un toque dorado, como en la época que nos muestra. Y como en la gran mayoría de sus películas el soundtrack es por completo jazz. Provocando un ritmo irónico a las escenas. La película es narrada por el mismo director, detalle que me encantó.
El filme es propio de Allen, un cineasta incomprendido, ya que no todos entienden su humor negro y el ritmo de sus cintas. Pero es un director y guionista que sabe exprimir el talento de sus actores, y en sus guiones se arriesga a jugar con su humor ácido, chistes religiosos, políticos y sexuales, y como nunca faltan, chiste sobre judíos. En sus personajes siempre representa la condición humana, el comportamiento inmoral y propio de las personas, sin críticas ni prejuicios.