La edad es un dolor de espalda y una mora hermosa por Sara Montaño

 

Le temo a los comienzos porque odio la incertidumbre. Quisiera que una buena racha dure para siempre y no recordarla en los momentos en que la mala suerte impone su reino en mi vida. Es que soy un ser humano tan básico que me alegro con casi nada y de la misma manera entristezco por casi todo. Todo es tan proporcional. Si miro las moras me parecen que son corazones a punto de reventar por exceso de uso -sonrío- y luego recuerdo que mi novio ama su jugo y me convierto en solo un recuerdo de cuando estuvimos juntos. Amo la sangre que cae de mi útero, su color intenso, su olor salvaje en mis dedos. De la misma forma maldigo el dolor que me produce, el deseo que se hace un tiburón en mis caderas y ese llanto fácil por apenas ser rozada sin delicadeza.

Hoy en la mañana, después de días de estar en cama porque la depresión de nuevo me ató al colchón con su carita de niña inocente, tuve el valor de vivir y cantar "someone like you" de manera alegre. Al agacharme sentí la edad, la inercia, mi peso y supe que todo es efímero, y sobre todo supe que me había jodido la espalda. Ya no quise reír, solo llorar y me hice la eterna pregunta: ¿por qué putas duele tanto estar vivo?

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