La Lá celebra 10 años de «Rosa» en Ciudad de México La cantautora peruana reflexiona sobre su trayectoria y adelanta detalles de su próximo álbum

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Celebrar una década desde el lanzamiento de su álbum debut Rosa es un hito significativo para La Lá, una talentosa cantautora peruana. Este aniversario no solo conmemora su esfuerzo y dedicación, sino que también marca una conexión especial con el emblemático Teatro de la Ciudad Esperanza Iris en la Ciudad de México, un escenario que resuena con la historia de las mujeres en el arte. En entrevista, La Lá comparte su viaje musical, desde los orígenes de su nombre artístico hasta la evolución de su estilo y la creación de su próximo álbum El Reino de Dios está entre los árboles.

¿Qué significa para ti celebrar los 10 años de tu álbum debut Rosa con un concierto tan especial en Ciudad de México?
Es muy simbólico para mí poder dar un concierto en un teatro tan significativo para la historia de la ciudad y de las mujeres en el arte, como el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, construido por una mujer a fuerza de su trabajo. Mi carrera musical ha significado mucho esfuerzo, por ello me siento muy honrada de celebrar los 10 años de música que marca este álbum, Rosa, con un concierto en el teatro que construyó ella.

¿Podrías contarnos más sobre el proceso que te llevó a elegir el nombre «La Lá»?
“La Lá” en mi cabeza es la sucesión de dos artículos, el primero quisiera anunciar un adjetivo, alguna característica, como las que definen en los grupos humanos a ciertos individuos: la chistosa, la pecosa, la… etc. Pero cuando elegí ese nombre no veía a nadie, era madre soltera de un bebé y no tenía ningún adjetivo social, así que el segundo “Lá”, representa mi ausencia de vida social.

¿Cómo ha evolucionado tu estilo musical desde el lanzamiento de Rosa?
Creo que cada disco es diferente, hasta cada canción, es autónoma en su construcción. No sé si se pueda hablar de evolución, simplemente hay cosas que cambian, cosas que se mantienen, cosas nuevas, tanto en las personas como en la música.

¿Qué pueden esperar tus seguidores de este concierto especial en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris?
Podrán escuchar canciones del álbum celebrado, Rosa, como de mis otros tres álbumes, así como dos canciones inéditas de mi próximo disco. Me acompañan los músicos méxicanos Aarón Flores en la guitarra, Jorge Servín en el percusión, Benjamín García en el contrabajo y mi compatriota, Fil Uno, en el violonchelo. Además tendremos como invitadas tres artistas, Alejandra Paniagua, en la voz y en el arpa; Frieda y Jimena Inch, compartiendo canciones y abriendo el concierto con temas de su repertorio.

¿Qué nos puedes adelantar sobre las nuevas canciones de tu próximo álbum El Reino de Dios está entre los árboles?
Es un álbum que tiene muchos experimentos sonoros, y en lo lírico, tiene canciones muy dolientes; como está el mundo, no puedo evitar sentirme así. Ya no sé sí es privado o político, porque siento que se ha generalizado en la especie humana un narcisismo transversal, caracterizado por la cosificación y explotación de lo otro, sean personas o naturaleza. Creo que por eso, con más ganas… “El Reino de Dios está entre los árboles”.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con músicos mexicanos como Aarón Flores, Jorge Servín y Benjamín García, y qué aportan a tu música?
Mi repertorio es complejo porque tiene muchos géneros, por ello un músico que puede interpretar bien un espectro así de variado, es muy particular. Ellos son todos sobradamente talentosos para ello y eso para mí es un lujo tocar con ellos. Siempre me sorprenden y me llenan de gusto cuando los escucho tocar mis temas.

Tu concierto coincide con la festividad de Santa Rosa de Lima. ¿Qué significado tiene esto para ti y tu presentación?
Es como un guiño de mi familia católica, de mi condición de limeña tocando fuera. Me siento alegre y también nostálgica de tocar en México un día de fiesta religiosa del Perú pues, por un lado, me voy acompañada de muchos símbolos que me dan identidad, y por otro, a la vez esto me hace notar más que empiezo a sentirme parte de otras tierras a donde voy.

¿Qué te llevó a optar por un formato quinteto para este concierto?
Creo que para el público va a ser una experiencia muy rica a nivel sonoro, no solo porque los músicos son buenísimos, sino porque la variedad de instrumentos permite expresar las canciones en vivo muy bien.

¿Cuáles han sido tus principales influencias musicales a lo largo de tu carrera y cómo se reflejan en tu música?
De chica escuchaba mucho salsa, guaracha, merengue, y el pop de la radio. En mi cabeza, la fantasía de lo que es la música, sigue teniendo esos ingredientes. Y la bosa nova para lo espacial interior; la bosanpara mí siempre fue muy extraterrestre y a la vez me conectaba mucho con mis sentimientos.

¿Qué planes tienes para el futuro después de este concierto y el lanzamiento de tu álbum?
Me gusta hacer muchas cosas pero me gustaría dejar de tener que usar redes sociales para comunicarme porque me quitan tiempo y enajenan mi experiencia vital. Siento que si no existieran ya estaría cosiendo, haciendo muñecos, escribiendo más, componiendo en silencio, sin estár difiriendo la experiencia en storytellings que vendan entradas o discos. Quisiera prescindir de estos medios porque son muy tiranos y sus criterios de difusión son del orden del influencer. Mucha sonrisa, mucha cara, en un mundo que está ardiendo material y éticamente. No se divulgan las cosas por su contenido sino por su forma, y la forma premiada por el suckeralgoritmo es la más enajenada de la realidad corriente. Al algoritmo no le gusta que hables de la pobreza, ni de la guerra, no le gusta mostrar tristeza, ni tampoco los eventos, porque los afiches de conciertos te los fondea, no le gustan los proyectos culturales ni las recaudaciones; le gustan los trends de baile, los hashtags anodinos, las sonrisas de quienes puedan sonreír sobre los escombros de la civilización. En síntesis, el algoritmo es “lindo”. Por eso quisiera meterme a mi cuarto de trabajo, ponerme a coser, a bordar, a componer, a tocar en conciertos y ver qué pasa. No sé cómo se haría, no sé qué pasaría, pero tengo esa sed de dejar de hacer cosas en las que no creo.

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