La vida en rosa Por Iván Alejandro Díaz Acevedo

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Ahí estaba como una aparición, siempre fue una promesa y ahora está enfrente de mí como cuestionando mi sentido contingente del mundo: La realidad es este breve lapso ubicado entre una vida angustiante y un conjunto de placeres culposos. Sin embargo, ella camina hacia mí y pareciera haber un destino…No, ¡No!, nunca creí en cuentos de hadas, no hay predestinación, los dragones se comen a las princesas y los héroes tienen que pagar la renta… Pero ¡vaya! Cómo se deja de ser nihilista cuando tu Dulcinea se presenta, ¿verdad?

“Fallaste corazón…Fallaste… no vuelvas a apostar…” ¿Escuchas eso? Parece el intermedio de una película mexicana. ¿Dónde está tu Órganon ahora? Lo has olvidado debajo de pilas de filmes de Nicholas Sparks. Si la existencia es anterior a la esencia, y la esencia es la marca del otro… ¡Carajo! ¿A quién le importan estas chorradas existencialistas? La otredad aquí está y son dos ojos cafés que se precipitan a abordar…

¿Siempre fuiste ausencia y ahora esperas que te perdone? Vienes a poner en duda el absurdo y el sinsentido, cómo te atreves a insinuar que puedo dejar de ser Sísifo, cómo osas a aventurarte a ayudar a Atlas, el peso del cielo no es carga para dos, no, no hay espacio en el inframundo para dos Eurídices, el infierno está empedrado de buenas intenciones.

¡No! No te acerques, si te acercas será real, si te acercas ya no será platónico, si te acercas la idea perece con nosotros. Quería que fueras sólo una idea, siempre fui cobarde, es más fácil vivir contemplando un mundo que está en otra parte, el Topus Uranus no te dejará hasta que dejes de creer en él. Pero ahora la utopía camina y sus labios están pintados de carmín. Ahora la razón se muere y me corta de golpe la respiración. Ahora no hay escapatorias para lo que viene, ahora mi versión de Édith Piaf se entona en derredor: “Quand elle me prend dans ses bras, elle me parle tout bas, et je vois la vie en rose…”

¿No?… Siempre hay una negación entre el desear, siempre hay una mediación entre lo que anhelas y su realización. Pero ya estás aquí y no hay excusas. Ya estás aquí y las palabras encuentran su sentir primero. Siempre fue tu melodía, siempre fuiste tú quien me esperaba al final del camino.

 

Fotografía:  Jonathan Abel Garcia Vazquez  (arte_oaxaca)

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