Letras, letrinas y letrados por Manuel Roberto Ruvalcaba Rivera

Tenemos que ser aire. Sueño en libertad. (Posdata, Octavio Paz)

 

Arte y Libertad

Hablar de la creación artística implica muchas cosas, entre ellas, conocer a profundidad su historia, cosa en la que me declaro ignorante; pero siempre me he manifestado a favor de la difusión de las diferentes expresiones humanas y las ramas artísticas como una manera de acercarnos a nuestra identidad personal y al colectivo social.

Mucho hablan las instituciones públicas dedicadas a la promoción cultural y artística del esfuerzo que realizan con los pocos pesos, que les destinan del presupuesto gubernamental; los más audaces se manifiestan de manera independiente y hacen un esfuerzo sobrehumano por sacar adelante sus aspiraciones personales en el ámbito de su preferencia (música, pintura, escultura, actuación, escritura…) Aun así y lejos de culpar a un gobierno, a un sistema, la realidad se ve “a leguas” todavía falta mucha educación, para hacer a nuestra sociedad participe de las actividades artísticas y culturales que nos ofrece la agenda pública, esa que es gratuita, en la que no hay que invertir más allá de un pasaje en auto-bus dentro de la ciudad para ir a observar una exposición de pintura, para participar en un taller de lectura, para apreciar un espectáculo de danza, de música y otros.

Criticamos el sistema político de México aduciendo a “los demás” su ignorancia por permitir que las cosas sigan igual. Aplicamos la sentencia ajena para evadir la responsabilidad personal de cambiar el entorno, nos preocupa hipócritamente la música popular del “Comander” y asusta a nuestras almas puras y santas el “perreo y el reggaeton”;  pero cuando nos invitan a un evento organizado por alguna casa de cultura, algún museo o escuela de arte, la respuesta es muy pobre a la convocatoria.

El arte y la cultura nos pertenece a cada ciudadano, cada uno de nosotros somos participes involuntarios del legajo histórico y cultural de nuestro tiempo; alentar a quienes sabemos que participan en actividades artísticas es una responsabilidad muy importante. Crear espacios de expresión dentro del medio donde nos desenvolvemos, es también abrir una puerta para los talentos.

El arte sensibiliza, instruye la mente humana y permite una libertad individual incorruptible.

Estamos en un país con guerra interna contra sicarios y cárteles del narcotráfico; donde existe la trata de personas; donde hay niños en la calle peligrando por su inocencia; estamos en un país que es racista con sus propios habitantes, “como si fuéramos diferentes países dentro de uno solo”  Vivimos cómplices de un sistema democrático donde la inconformidad es un delito y la apatía social un estado de tranquilidad inmediata… parafraseando un poco a Octavio Paz y su Laberinto de la Soledad, “la resignación es una de nuestras virtudes populares. Más que el brillo de la victoria nos conmueve la entereza de la adversidad.

El arte necesita llegar al mayor número posible de personas y que cada quien saque sus conclusiones, el arte necesita mentes que pidan a gritos despertar. El arte en su nobleza, solo pide una oportunidad para quedarse en el corazón de los hombres y procrear miles de posibilidades…

 

 

 

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