EL COMO
Como la ceniza que tira el meñique
o la uña desprendida a navaja;
como ojo de cerradura sin párpado
o viento que atraviesa el bosque;
como el lucero que brilla inadvertido
o pez que remonta el cauce;
como el bombeo de corriente sanguínea
o flama de cerillo expuesta;
como noche que corre por el pelo
o dedos cruzados por impaciencia;
como nubes que cruzan luna nueva
o eclipse engaña botones, espigas, ojos;
como flecha dirigida al centro
o rueda mareada por yunta;
como puerta aceitada recién
o voz queda que dicta líneas;
como giro telegráfico extraviado
o tinta que corre sin un cuándo;
como boca abierta al pasmo
u hostia sin dios ni bendición;
como una planicie blanca
o una vida llegada al límite.
Por eso hablas; por eso callas.
CON ESTOS PIES…
Con estos pies camino
con esta lengua expreso
con estos ojos sangro
con estos anteojos tropiezo.
Con esta lupa quemo
con estos nudillos toco
con este cuerpo lucho
con estos lápices te difumino.
Con este fuego sazono
con estos oídos no te oigo
de este báculo me valgo
con estos calzones rotos.
Con este culo flatulencias
con este olfato husmeo
con aquella estrella me cloroformo
con tu rosa de los vientos giro.
Con este café me despabilo
con este tabaco toso
con este cerillo me enciendo
con esta pluma abro el día.
EN LA PELUQUERÍA
Mientras desvaneces las canas
de mis sienes, deja zambullirme
en un sueño de milenios,
copado por tus manos múltiples.
Mientras paseas navajas
por la nuca como un ensayo
de preocupaciones filosóficas,
permite que me hunda en el sillón
de patas giratorias como el mapa esférico.
De esta casa de espejos encontrados,
saldré pulcro y renovado, con orejas
nuevas, de vértices hacia el firmamento.
Mientras me enjabonas la barba
y pules los ojos de la cuchilla,
permite que la manzana
de Adán recobre viejos matices.
Con tu aliento de barro,
con tus dedos de agua sabia,
poco a poco, guardián de mi sueño,
descenderé callado por apagados toboganes.