El pasado 6 de Julio murió Ennio Morricone a los 91 años de edad. Fue un compositor, director y trompetista italiano que durante una larga y prospera carrera de 74 años se dedicó a la composición de bandas sonoras para la cinematografía, las más notables en su mayoría dirigidas al cine italiano, esto gracias a su amigo de la infancia Sergio Leone quien lo lanzó al reconocimiento internacional através del genero de Spaguetti Western con títulos como: Per un pugno di dollari (1964), Per qualche dollaro in più (1965), Il buono, il brutto, il cattivo (1966), Giù la testa (1971); se volvió durante esos años el referente para la música de dicho genero filmico, el cuál le abrio las puertas para musicalizar otras películas que no eran del genero, la mayoría dirigidas por sus conacionales italianos. Algunos de los directores que destacan son: Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci, John Carpenter, Giuseppe Tornatore, Franco Zeffirelli y Quentin Tarantino con títulos que vale la pena mencionar y que invito a usted querido lector a ver estas cintas como: La battaglia di Algeri (1966), La Califfa (1970), Sacco e Vanzetti (1971), Il Decameron (1971), Maddalena (1971), Revolver (1973), Il fiore delle Mille e una notte (1974), Salò o le 120 giornate di Sodoma (1975), Novecento (1976), Pedro Páramo (1978), Il deserto dei tartari (1976), Le Professionnel (1981), The Thing (1982), C’era una volta in America (1984), The Mission (1986), The Untouchables (1987), Nuovo Cinema Paradiso (1988), Hamlet (1990), Lolita (1997), La legenda del pianista sull’oceano (1998), Malena (2000), The Hateful Eight (2015).
Lo destacable no es sólo que haya hecho la banda sonora de 386 películas (según la plataforma de streaming Mubi), sino la pasión y seriedad que tomó su trabajo durante su vida. En algunas entrevistas que he logrado rastrear pide a sus colegas compositores que hagan respetar su trabajo, que el hacer música para peliculas no significa hacer música de fondo o música ambiental, sino que la música funcione para impulsar los sentimientos que suceden en el filme y es por eso que el insistía que la relación entre el director y el compositor es clave para poder trabajar bien. Aunque esto no quiere decir que la música convierta una película en un éxito o si la música utilizada la arruine: “Una película es buena por si sola, la música solo le echa una mano”.
Por otro lado, confezó que muchas veces resultaba desgastante realizar la banda sonora porque se mandaba hacer al final de la producción, un mes antes de su estreno. Para muchos directores esto resultaba preocupante porque no tenían oportunidad de rechazarla y no tenían de otra más que ceder a los hechos por Morricone, afortunadamente conforme a su fama fue creciendo el modelo cambió, se hacía la música primero y el filme se adaptaba a la banda sonora como lo hacía con su amigo de toda la vida Sergio Leone, a quien le hizo la banda sonora de todas sus películas, que por cierto, contó para la revista El País las siguiente anécdotas:
…Un año después de su estreno, (Leone y Morricone) fueron al cine a ver Por un puñado de dólares.
A la salida, se miraron y exclamaron: “¡Qué filme más malo!”. Todavía hoy, Morricone la considera su peor composición.
Una de las pocas espinitas que tuvo, fue el no haber colaborado con Stanley Kubrick, el cineasta quiso a Morricone para La naranja mecánica. Llamó al compositor y este aceptó. “Entonces Kubrick habló con Sergio Leone, para pedirme “prestado”, relata. Más allá de terminar la mezcla de Agáchate, maldito, su agenda estaba libre. Pero el cineasta italiano sostuvo que Morricone estaba trabajando con él y se negó: “Yo le dije que sí a Kubrick. ¡Fue Leone quien dijo que no!”.
Algo muy particular que Morricone tiene y que lo distingue como compositor, es que nunca buscó la fama, alguna vez le ofrecieron una casa en L.A. y la rechazó (se cree que por eso jamás le quisieron dar un Oscar hasta 2006), el prefería vivir en Roma, ciudad que lo vió nacer, tener una vida tranquila lejos de los escandalos dedicandose a la música tiempo completo con la compañía de amigos y familia, sobretodo con el amor incondicional de su esposa María Travia a quien le dedicó toda su música.
Así que, Morricone fue un hombre sencillo, virtuoso, comprometido con su trabajo; que deja un legado gigantesco para la música y será muy dificil de superar. Que descanse en paz.