El mosquito (el tiempo es escaso) de Marco Rossi Peralta: Ocho Poemas

Selección y nota introductoria de Aleqs Garrigóz

 

El título y subtítulo del último libro de este camarada argentino ofrecen la posibilidad de diversas lecturas. Estas lecturas se ven posibilitadas, obviamente, por la estructuración del libro y por la disposición los recursos retóricos con que con el autor ha entramado los versos para resolverlos en unidad. Una línea de sus poemas (que no se muestra con suficiencia en esta selección) de corte crítico se relaciona (según me lo confirmó el propio autor mientras tomábamos una necesaria cerveza en Puerto Vallarta) con la metáfora del sistema social enajenante como bebedor de sangre (metáfora que aparece bajo la figura del vampiro en Voltaire, pasa por a Marx y Engels, resuena en nuestro continente en escritores como Flores Magón o Cortázar, y pervive en nuestros días en la imaginería común). Imagen que se vuelve un mosquito en Marco, con las implicaciones conceptuales, poéticas y políticas que eso supone (cabe señalar que, según me ha dicho él, ha tomado esta figura del ambiente natural su natal Tucumán, donde los mosquitos en cierta temporada son muy incómodos). Y es que Marco es un muchacho preocupado por las posibilidades de una estructura social más armónica, y en ello se le ve constantemente ocupado en su vida extraliteraria.

Otra línea de ellos (y estas líneas se dan la mano) tiene que ver con la reflexión acerca del lenguaje y sus límites (y en ella resuenan ecos de Wittgenstein); y en ésta incluyo los poemas de Marco en que en estas preocupaciones y temas logran, en mi opinión, el mayor alcance artístico. Son éstos los que muestro ahora. A este respecto, cabe otra de las posibles lecturas (entre tantas como el lector pueda hacer) del título y el subtítulo: la de su talante poético como un mosquito que inocula en el lector, con la brevedad de sus poemas (la mayoría son breves), una interrogante, una duda o una verdad incisiva que nos dejan temporalmente en estado de suspensión.

Ante esta concomitancia de preocupaciones humanas (la social, la filosófica y la poética, nada menos) en mismo libro, enfrentadas con el arrojo propio de su edad, y asumidas con perfilada vocación, estoy seguro de que en la expresión de Marco y en sus posibilidades tenemos una nota fresca y vital de lo que la joven poesía latinoamericana podría ser en estos momentos.

 

*


El lenguaje es como la piel
nos atrapa
pero a la vez nos contiene
y nos hace posibles.

También es verdad que a veces
nos derramamos del lenguaje
y en el desborde
y en la caída
somos.

Derretido ahora
trato de escurrirme
de estas palabras.

 

 

*

 

¿Cómo sonará mi nombre en un oído que no es el mío?
¿Qué provocará mi lengua en los cuerpos que recorre?
¿Cómo se sentirá el calor de mi abrazo?
¿Qué te hacen las palabras que te escribo? ¿Te hacen algo?
¿Y mi voz? ¿Qué dice mi voz cuando es de noche y te digo?
Es triste
yo conozco los límites del lenguaje.

Que nadie espere nada de mi los domingos ni los jueves
más o menos a esta hora
voy a estar tratando de saltarlos
los domingos porque es obvio
y los jueves porque un jueves
 hace varios años ya
no supe comunicar
 lo que decía un beso mío.
Es triste
yo conozco los límites del lenguaje.

 

*

 

Si la vida quiere hacerme caminar
 derecho hacia la muerte

yo
por lo menos
quiero dar un paso al costado
desviar el camino
si es posible hacia la izquierda
y llegar un segundo tarde.

*

Mi papá dice que su vida
es una cadena de éxitos discontinuos.

Yo sé
que la música no es la nota
si no el intervalo.

*

Si una madre
nunca es nombrada mamá por su hijo,
y sólo la llama por su nombre,
¿ese nombre terminaría por significar mamá?

¿Cuánto hay de cuerpo y de vida en las palabras,
y cuanto de algo que pueda enseñarse?

*

 

A veces uno quiere creer
y cree
que la ausencia es otra forma del estar
y nombrar una forma de acercarse a lo nombrado.
Otras veces uno está como ausente
y no sabe nombrar
ni de lejos ni de cerca.

Te llevaste a vos
y no me dejaste
ni tu nombre.

¿Y eso cómo se llama?

*

Nadie tuvo nunca
la primera palabra.
Y qué tristes
los que luchan siempre
por tener
la última palabra.
Ya perdieron desde siempre.

 

*

Acá espera
a los cartoneros del tiempo
este montoncito
de palabras y de silencios.

 

 

Marco Rossi Peralta (Tucumán, Argentina; 1995) es estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. Publicó con anterioridad el poemario Micumán (Monoambiente, 2016).

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