Sus ojos son como saetas
disparadas del arco de Cupido
Su sonrisa es como los cañones:
he caído muy por debajo
Su voz es como el gorrión
que arrebata mi alma
Sus dedos son como el hilo sedoso
que guarda mi cuerpo cálido
Sus palabras son como un aullido del viento
moviéndose entre los árboles
Su pelo es como un campo de flores
silbando en la brisa
Sus manos son como la canción de una madre
que pone mi corazón en alivio
Su beso es como una brillante sombra blanca:
me hace arrodillarme
Y de mí que nunca recé antes
un sirviente ha hecho
Me postro a las puertas de su templo
y ruego por ser salvado
dado que soy sólo un humilde hombre
Todo lo que he tocado lo hice arder
Y ella que es como el océano sin término
que me lavó en sus olas
perdonando todo lo que he abandonado
remienda mi dolorido corazón
Ella cuelga su bandera allá sobre lo alto:
en ese arco de mármol roto
donde alguna vez hubo un gran imperio
extendido en la oscuridad
Derrotados con un solo golpe
mis ejércitos cesan de marchar
Mujer de Chester Bennington (Versión de Aleqs Garrigóz)
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