Neverland por Gabriela Cano

La realidad es un sonido hay que sintonizarse a ella no sólo seguir gritando

Anne Carson

 

A veces siento que estamos en un camino sin orillas. Como si ya no nos alcanzaran los pasos o ya los hubiéramos dado todos pero tuviéramos la sensación de que nunca hemos llegado al lugar que queríamos o cómo si todavía nos encontráramos  muy lejos de lo que podemos imaginar. Recuerdo cuando era niña y vi Peter Pan por primera vez y después quería irme a Neverland porque dormir en un árbol y bailar alrededor del fuego parecían buenas formas de ocupar el tiempo. Ese lugar hizo en mi cabeza una idea de lo habitable. La cosa es que no pensaba en cuán oscuro era ese asunto de los niños perdidos y no entendía su soledad y su honda necesidad de oír un cuento antes de dormir. Quizá porque yo los escuchaba de mi papá y mamá. A veces cuando estoy en casa y el refri está vacío me refiero a mí en ese grupo del olvido pero también (me doy cuenta) nunca jamás estoy cerca de eso. Lo más salvaje que puede pasarnos es aprender que la ficción es un propósito verdaderamente adulto.

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