… que pregunta la tuya mujer, ¿Que si te amo?
Yo no sé de esas cosas. No sé que sea
necesario ni cuánto sea suficiente
para que entiendas mi forma de querer,
y con lo olvidadiso que soy, creeme,
eso no me preocupa en lo más mínimo.
¿Y sabes porque? Bastante tiempo dedico
por la mañana a idear una forma distinta
de alejarme de la monotonía de sólo
decir buenos días, por favor, o gracias,
nos vemos al rato, hasta mañana, o hasta
siempre. Un beso, una nalgada o un cosquilleo
me agrada, talvez nunca será suficiente
sino todo lo contrario, falta de educación,
o peor aún, algo mediocre de mi parte.
Y así solo habrá tres posibles resultados,
te sientes viva, te sientes molesta,
o te sientes más molesta, pero viva,
y eso me llena.
Odias que no sea detallista
y en cambio a mí, me encanta verte
sacudiendo tu bolsa tres veces,
las cobijas de la cama más de diez
y meter la escoba debajo del sillón
para ver si salen algunas monedas
para completar la sopa que servirá
de comida y cena el jueves por la tarde.
Aumenta el brillo de mis ojos al verte así,
y el de los tuyos disminuye, lo sé,
y entonces te abrazo, y no sé y ni me importa
saber si eso significa para tí saber si te amo o no,
pero de lo que si estoy seguro es que por un instante,
te curas da la desilusión de pensar que un futuro
distinto puede ser posible,
No lo dices, lo siento cuando tus brazos me corresponden
y me envuelven en tu regazo
de mujer, de esposa, de madre.