Carta a los vivos por Gabo Díaz

De cualquier forma me iría, del país o de esta vida, pero lo haría.

Así que… qué importaba experimentar el sentimiento de amor y odio al mismo tiempo, si ya había mirado nacer a un hijo, si ya había amado profundamente a otro ser humano, si ya me había muerto antes; solo que sin la sangre.

Siendo sincera, ya tenía meses maquillándome por gusto, durmiendo con placer, encajando por cumplir en la sociedad y diciendo salud a mi soledad.

Perdonarme todos ustedes, pero como saben, me manejo por agenda y esto ya lo tenía estipulado, además, mi TOC no me deja desatinar en el calendario.

Los libros ya están forrados, la colegiatura pagada, el ser humano educado con amor, gentileza, fuerza, y con seres que lo cuidan y aman. Nadie te amará como yo mi amor, eso que no se te olvide…

Por cierto, a linda le gusta mucho pasear aunque guapo corra más rápido, ambos ya están vacunados.

En cuanto a los otros:

Al primero, mi gratitud por la dicha de su hermoso espejo que solo a él y a mi nos pertenecen. Ya te perdoné.

Al segundo, mis disculpas por la desilusión y la horrible ruptura, pero, sé que de otra forma no se iría. Te quise.

Al tercero, mis respetos y condolencias porque no fue necesario comprar tanta pastilla, nuestro pequeño inconveniente plan se va conmigo. Te amo.

 

A ustedes:

A los que amé con toda el alma por nuestras aventuras, guarden la siguiente foto con mi espacio. A mi lugar seguro, por ti aguanté un poquito más.

Al que estuvo 23 años solapando y apoyando, tú siempre estás conmigo.

A los que me vieron la primera vez y me verán la última, una disculpa por no ser la perfecta, la responsable, el ejemplo de los otros 4, ni la preferida.

La casa está limpia, mi cama tendida, los exámenes listos, la oficina al día y el memorándum del Festival listo para conmemorar.

A mi colectiva, les digo: siempre, SIEMPRE , se puede destruir y rayar más.

¿Sabes qué pasa cuando llevas mucho tiempo en una posición? Dejas de sentir.

Así que tranqui, que no estoy llorando ni berreando, en algún momento todos iremos, yo, me voy hoy.

Generalmente soy muy buena escribiendo textos, pero, ¡vamos! es un discurso fúnebre, el sentimiento está intrínseco. Ojalá no me haya fallado la ortografía.  Introducción, desarrollo y conclusión.

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