Oda a la vida, Oda a la alegría Por Moises Campos

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Beethoven es seguramente el compositor de música clásica más conocido en el mundo, ha contagiado y evocado diferentes movimientos. Su música se ha usado en casi todo, desde comerciales, musicalizado películas, ha inspirado villancicos y sus temas son parte fundamental de nuestra vida diaria. Hemos podido crear una onomatopeya y con tan solo escribir “TA-TA-TA-TAAAAAAAN” nos evoca a la 5ta sinfonía en su primer movimiento. Beethoven tuvo la virtuosidad de hacernos siempre pensar en él, de escuchar aquello que un momento poco escuchó, de hacernos sentir maravillosas vibraciones.

 

EL Maestro Gustavo Dudamel ha puesto a Beethoven en un peldaño muy difícil de superar. Con la puesta en escena con doble elenco Fidelio donde nos reafirmó que la música se puede no solamente escuchar sino también sentir, que las notas también se pueden decir con señas y que las manos es un bello instrumento del cual nos podemos enamorar.

 

Dudamel es seguramente el director latino joven de orquesta más influyente en la costa oeste en Los Estados Unidos. Sus tentáculos tienen presencia en La Opera de Paris, donde ha estremecido al público especializado europeo. Gustavo nos enseña la validez de los sueños, de aquel entusiasta estudiante del Sistema del Maestro Abreu, al multipremiado director de orquesta en Los Ángeles, California.

 

La Filarmónica de Los Ángeles conserva un programa de comisiones de música contemporánea con la oportunidad de que nuevos talentos tengan un lanzamiento en todos lo sentidos. Este es el caso en que se tuvo la presentación de dos obras que destacan por su excelente composición. Se trata de Gonzalo Garrido-Lecca con Esperanza y Francisco Cortes-Álvarez con La Serpiente de Colores.  Ambas obras gozan de la premier mundial y comisionadas por LAPhil. Gonzalo Garrido-Lecca (1975) es un compositor peruano que tiene gran prestigio en los circuitos de música contemporánea, sus composiciones evocan al dinamismo y el misticismo que reina en estos momentos en la música actual.

 

En el caso de Esperanza es una pieza que se sumerge en tres breves pero reafirmados momentos, el primero Reencuentro, le sigue una remembranza y remata con un porvenir. Pareciera que nos evoca a un ciclo donde incalculables veces caemos en un abismo sin salida. Así es la esperanza, suprimida en el optimismo, reprochada en los estadios mas desesperados del ser humano, esta obra lo detalla muy bien.

 

El recordatorio constante al que nos evoca La Serpiente de Colores es naturalmente a Sensemayá de Silvestre Revueltas, con una apreciación al modernismo, pero con una constante intriga. Entre el shh, ahhh, la serpiente de colores se mueve es una pieza que se caracteriza por constantes apariciones, como si se tratara de hipnotizar, es creciente y con ella, la presión; es un placer extraño.

 

Francisco Cortés-Álvarez es un compositor, musico y productor. Se destaca por sus trabajos realizados en la alta escena de la música académica en México, es egresado de la UNAN y ha tenido participación en una gran cantidad de números, discos y conciertos. Actualmente goza del prestigio que le otorga el premio Morton Gould y el premio a Composición que otorga The Jacob Druckman Orchestral.

 

La tarde de Domingo en el Disney Concert Hall cerró con la aparición imponente de la 9na sinfonía de Beethoven en D Menor OP. 125 para orquesta, coro y 4 solistas. La pieza se conforma de 4 movimientos y tiene una duración de 90 minutos. El reparto se distinguía con la presencia de la soprano, de Trinidad y Tobago Jeanine De Bique; la Mezzo, Tylor Raven; el tenor, Issachah Savage; y el bajo, José Antonio López; acompañados por el Máster Coro de Los Ángeles y dirigidos al unísono del Extraordinario Maestro Gustavo Dudamel.

 

Comienza la pieza con su primer movimiento Allegro Ma Non Troppo, un poco maestoso en el escenario se han acomodado de izquierda a derecha, los violines primeros, le siguen los contrabajos, el cello, las violas y en otro extraño los violines segundos, remarcando un acomodo que le da amplitud a las manos de Gustavo. El tema se anuncia, de las primeras notas escucharemos esa melodía más de una vez, traslapada bajo otros sonidos, topa cimientos en esos timbales que explotan en definidas ocasiones, cuando el tema regresa y se desdobla. En eso estamos cuando nos proyecta a un paisaje irresistible, pero la paleta de colores está bien definida, entre la claridad de los azules y temporalidad de algo de desata grandeza, pero no de desenvuelve por completo.

 

En el segundo movimiento lo enmarca la energía un abrupto, pero hermoso pasaje, que se suaviza con las cuerdas que van creciendo y se entrelazan con las maderas que, crecen y crecen y rematan en cuartizos arqueos de las cuerdas. Las figuras de las maderas son propias y festivas, pero se detienen ante la caída y después crecida de las cuerdas. Es un ciclo de sube y baja cual niños que nos emociona mantenernos en movimiento.

 

Para la tercer instaancia la melodía te hipnotiza, te mantiene entre cantos de sirenas, pero la fuerza del mar es todavía mas grande y entre torbellinos te regresa a espacios ya conocidos. Esto es un devenir, siempre pasa, siempre regresa. Este movimiento le hace honor a su nombre Adagio molto e cantabile.

 

La entrada de los solistas se vislumbra en un lugar especial entre la parte superior de filarmónica y el coro. Este es el primer aviso, el cuarto movimiento comienza con un repunte de los metales con ese corno francés, las curdas graves entre el cello y el contrabajo acentúan el carácter de la pieza, no es un inicio simple, es difícil asimilar lo que está por venir, pero créanmelo que mientras más nos acercamos, estamos más cerca de nuestra intensión.

 

De un momento a otro se nos descubre el tema aquel que entonábamos como el himno de la alegría, en aquellas notas que se van desenvolviendo como cuando éramos niños. El barítono lo anuncia Freude! Freude! (¡alegría, alegría!) hagamos notas mas agradables que conmemoren la hermosa chispa de la hija de Elysium, entre las voces yuxtapuestas de los solistas sobre el coro, se completa la pregunta   ¿Quién hizo el gran éxito? , ser amigo de un amigo, contemos a la amistad.

 

En una marcha, le termina un coral en la cual se reafirma como ser un empedernido de la alegría, que hagamos senderos de rosas, seamos felices como vuelan los soles, seamos parte de un beso para el mundo entero, sobre un cielo estrellado.

 

La sinfonía se cierra entre sonidos festivos que crecen, crecen y van de un lado a otros, como confetis que caen sobre personas que se abrazan en pleno año nuevo. Así deberíamos de celebrar siempre: felices y juntos como hermanos.

 

¡Cantemos y cantemos a la alegría, seamos felices pues!

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