Odio en América: El manifiesto del supremacista blanco por Mixar López

In general, I support the Christchurch shooter and his manifesto.

This attack is a response to the

hispanic invasion of Texas.

they are the instigators, not me.

I am simply defending my country from

cultural and ethnic replacement brought on by an invasion.

 

'Walmart Shooter Manifesto', Patrick Crusius

 

¿Qué significa este odio, por qué nos mataban así?

 

Rodolfo Walsh

 

Se pasea solo. Aprieta el gatillo al más mínimo sobresalto producido por un color diferente al blanco. Una piel oscura. Siembra muerte de un lado a otro. Tiene 21 años. Lleva camiseta negra, pantalón cargo marrón, protectores auditivos y un rifle de asalto. Patrick Crusius es su nombre y muy pronto van a llenarse paginas y pantallas enteras con su perfil psiquiátrico.

         “Terrorismo doméstico” fue la respuesta de la policía. Quizá la pena de muerte por homicidio premeditado. Dicen. No hubo resistencia. Patrick ingresó el pasado sábado 3 de agosto en una tienda de Walmart en El Paso, Texas, cerca de la frontera de Estados Unidos con México —le tardó nueve horas llegar al lugar—, y comenzó a disparar contra la gente que se encontraba ahí; decenas de familias hispanas y otras personas que habían acudido a comprar útiles escolares para el nuevo curso.

         22 personas murieron y otras 26 resultaron heridas. El objetivo de Crusius era “matar a tantos mexicanos como fuera posible”.

         Ya en 1970, el filósofo brasileño Paulo Freire (1921-1997) escribía en 'Pedagogía del oprimido' que: “quien instaura el odio no son los odiados sino los que odian primero”.

         Volvamos a aquél discurso “proselitista” tras la Matanza de San Bernardino, que emitió Donald Trump y que proyectó la venta de armas en el país: “yo podría estar parado en medio de la quinta avenida y disparar contra alguien, y no perdería ningún votante”. ¿Bien? La oración “no se culpe a nadie” queda completamente excluida para toda persona que presuma tener dos dedos de frente.

         Fanatismo por las armas propagado por las palabras de la provocación fue lo que colocó a Estados Unidos como el país en el que actualmente viven 322 millones de personas con 270 millones de armas circulando —según 'Small Arms Survey' —. ¿Por qué? No hay temor ahí, sino más bien idolatría ciega y odio en bruto.  Odian a los irlandeses, a los chinos, a los italianos y a dios sabe quién más por haber llegado demasiado tarde a Norteamérica; odian a los franceses y también a los mormones por una cuestión de principios, como escribiría Noah Gordon (1926) en 'Chamán' (1992).

         A diferencia de otras masacres, el asesino no se guiaba bajo la idolatría de un paladín de la organización paramilitar yihadista, la cuenta de Twitter de Patrick Crusius incluye un hashtag de 'BuildTheWall' y una fotografía de la palabra “TRUMP” formada con armas de fuego.

 

Poco antes de que Patrick Crusius ingresase en Walmart, un  documento apareció en la polémica plataforma '8chan' —intercesión de libertad para los supremacistas blancos—. El sitio Web pronto borró su contenido, pero minutos más tarde, Crusius comenzaría su ofensiva.

         En dicho texto —que medios de Estados Unidos le atribuyen a Crusius después de la tragedia—, el autor asegura que posiblemente moriría ese mismo día; pero lo cierto es que Crusius se entregó poco después a la policía, sin resistencia alguna.

         El “manifiesto” comienza con una declaración de simpatía hacia el autor de los tiroteos en las mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda, en los que 51 personas murieron en dos ataques consecutivos en marzo. El sospechoso, que presuntamente siguió el mismo modelo del autor de los ataques en Nueva Zelanda, de dejar un documento con sus ideas y justificaciones, asegura que la agresión fue una respuesta a lo que llama una “Invasión Hispana de Texas”, que como bien sabemos, perteneció a México hasta finales del siglo XIX.

         Patrick Crusius, como el atacante Christchurch, registra una idea muy popular ya entre los supremacistas blancos: que personas extranjeras estan desplazando a la “gente blanca” de “origen europeo”.

         La autoridad pertenece a quien hace cambiar y no a quien experimenta el cambio: la autoridad es, en lo esencial, activa y no pasiva, como escribe Alexandre Kojeve en 'La noción de autoridad' (1942). ¿Quién es la autoridad y quién el autor en esta masacre?

 

         Patrick Crusius afirma que, aunque los medios de comunicación probablemente culpen del tiroteo a la retórica antiinmigrante de Donald Trump: “mi ideología no ha cambiado en varios años. Mis opiniones son anteriores a Trump, y su campaña para presidente”.

         Pero el tiroteo del sábado parece reflejar una predisposición preocupante hacia el nacionalismo y los sentimientos antiinmigrantes en todo el mundo. Como señala el 'Times': “desde Nueva Zelanda hasta Pittsburgh y una Sinagoga en Poway, California, los hombres blancos descontentos en los últimos meses se han convertido en asesinos en masa al servicio del odio contra inmigrantes, judíos y otros que perciben como amenazas para la raza blanca”.

         Es evidente que Crusius se inspiró directamente en el asesinato en masa de musulmanes en las dos mezquitas de Nueva Zelanda. En aquél ataque, el sospechoso publicó un manifiesto en línea promoviendo una teoría de la supremacía blanca llamada 'el gran reemplazo'. Dicha teoría ha sido sembrada por un filósofo francés —y escritor de diarios— llamado Renaud Camus, quien argumenta que las élites en Europa han estado trabajando para reemplazar a los europeos blancos con inmigrantes del Medio Oriente y África del Norte.

         Renaud Camus afirmó para el diario 'La Estrella de Panamá ' que: “el multiculturalismo no puede funcionar a gran escala cuando se trata de compartir un territorio dado, el territorio de una nación determinada, con diferentes pueblos, diferentes razas, con diferentes culturas, diferentes idiomas, diferentes religiones, diferentes niveles de estados económicos y culturales. Eso es lo que los líderes sabios de todos los tiempos, ya sean reyes, emperadores, presidentes o dictadores han querido evitar a toda costa a lo largo de la historia, porque sabían que siempre terminan en un desastre”.

 

         ¿Quién es culpable, el Presidente, el filósofo o el asesino, quién responderá por ello?… Hay que reflexionar, no hay que darse prisa en contestar…

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