Parte I por Bethania Yánez

Sentado en el borde de la silla, Alejandro espera el café con leche de su madre. Es lunes, y un nuevo año escolar  comienza. Sabe que llegará tarde, pero su ella insiste en ese perfecto balance de cafeína y lactosa para hacer de éste un buen comienzo. Incrédulo a esa suerte de ritual sólo espera no tener demasiados problemas por su retraso.

 

 Es su segundo año así que no hay mucho de lo que estar nervioso: los mismos profesores dando las mismas materias, probablemente un salón distinto al año anterior pero viejo de todas formas y las caras repetidas de los compañeros de hace siete años atrás. Va a los suyos con confianza, con los gestos y el tono del momento, siempre sentado atrás del salón con aire de desinterés aunque se sienta perdido en medio de la explicación de física. La mujer que enseña ha decidido tomarlo como ejemplo de lo que no debe ser la postura correcta en clase, "son incómodos los pupitres" le responde, sabiendo que para ella no hay mayor desobediencia que un  argumento válido. 

 

 "Ahora te sientas aquí, cerca de mí, a ver si algo te entra en la cabeza cariño" dice la señora con una sonrisa que se le desborda lo cínico. De pronto ese día comienza a ser distinto, sacado de sus aguas, este pez, nuestro pez Alejandro, da saltos dentro sí mismo de asfixia y descontento. 

 

Repite las ecuaciones en su libreta cuando de la nada un sacapuntas se ha revelado ante el ambiente hostil y en medio de un giro en manos de otro pez se ha desprendido el depósito de la cuchilla, dejando flores de colores en el piso. Alejandro quiere reírse para liberar tensiones y dirige su mirada a las manos temblorosas que sostienen aún la minúscula cuchilla, todo lo lleva a mirar su boca, y por fin sus ojos, marrones y dulces, con forma de semilla frente a los cuales todo intento de burla queda desterrado.  Esta chica/pez desconocida, es nueva en el estanque de segundo año y nuestro Alejandro ha encontrado algo que no perderá nunca: ese susto en el estómago y la inmensa sensibilidad ante los ojos de ésta pez, es lo que  luego conocerá como el amor. Sin entender que le sucede piensa inmediatamente en el café con leche de la mañana, en las manos que lo prepararon, que desde entonces repetirán la misma tardanza, y a la mamá de Alejandro sólo la conoceremos por eso.

 

Historia Anterior

El Valiente y el Perro Negro Gilberto el Valiente presenta 'Ecos y Memorias'

Siguiente Historia

TEATRO EN 20, PRESENTARÁ OBRA LGBT POR ZOOM.