Despierto con dysania, acaricio tus inmaculadas piernas,
Me contemplo, favorecido quizá, por la causalidad
Y sin méritos, exploro con lascivia tu sensualidad
Rogando a oídos sordos que tus carnes sean sempiternas
Me resigno, abúlico e impotente ante lo inexorable
Gemebundo, busco en concupiscentes cuerpos ese nexo
Recorriendo la bifurcación de tu raíz hasta su sexo
Rasgamos la existencia, buscando algo más allá de lo palpable
Engañándome, jugamos a ser más que células en reciclaje
Cadáveres en potencia, nacidos para descomponerse
Pieles o vulgares electrones que solo saben repelerse
Mezcolanza frenética de genética en fundición salvaje
Somos todo y nada, hijos efímeros de la eternidad
Máscaras e inseguridades dispuestas a no encontrarse
Animales motivados por la necesidad de perpetuarse
Átomos idénticos, excitados para suprimir su soledad.