Fotógrafa: Luis Antonio Santiago Fabián
Los héroes nos recuerdan quiénes realmente somos o al menos quiénes desearíamos llegar a convertirnos, nos hacen mirar con asombro el milagro de la moral humana pues no son las medias apretadas, las capas color carmín o los antifaces oscuros lo que hace a los super héroes super sino su capacidad para hacerle frente a la injusticia cuando todo parece perdido.
Los héroes nos acompañan en nuestro proceso de resiliencia para que no perdamos ante el villano que es la indiferencia, ante los archienemigos que son el silencio y la complacencia. Ellos abandonan sus pedestales y ponen el ejemplo diciéndole al poder: “No te pertenezco, si he caído sólo ha sido para agarrar impulso”.
Los superhéroes son el camino que taciturnamente pretendemos ignorar porque nos hemos cansado de perder en la lucha contra el humanoide que ama el éxito y el dinero, porque ha ganado tantas veces el lado oscuro que la luz pareciera habernos dejado ciegos.
Amamos a los superhéroes porque dentro de la cajita en la que los hemos encerrado también hemos guardado una parte de nuestra alma.
