Replay por Diego Daniel Cordero

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Es de noche.                       Noche caliente.                    Estoy ebrio.

Tengo una copa de vino. No. Tengo un vaso de plástico de color fluorescente medio lleno de vino. Un vino barato cuya marca no pregunté, más por dignidad que por curiosidad. Entre las piernas siento caliente el télefono sonando Apocalypse. Las vibraciones recorren mi cuerpo de punta a punta y el corazón comienza a latirme como queriéndose lanzar vacío de sangre. Mañana me aventaré a diecisietemil pies de altura y no puedo pensar en otra cosa que no sea la muerte.

Cigarretes no me ayudan, me envuelven lentamente con su ruido un poco romántico, un poco melancólico, un tanto suicida.  Recuerdo tu sabor a chorros calientes justo antes de partir, nuestros labios se separan desgarrándose con dientes afilados para no soltarse, -no se lo digas a nadie- murmuraste travieso y entonces te veo en la cima viéndome caer, expectante. Your lips my lips, apocalypse.

 La sangre me hierve. Comienzo a sudar caliente y mi sangre fluye gota a gota a través de los poros y sube y sube y las nubes se tiñen púrpuras. No sé si es la ciudad muerta de noche, no sé si es el deseo de probarte de nuevo, o tan sólo el recuerdo. No sé si es esta maldita canción. Y entonces la sangre me abandona y te lleva lejos, con ella. Que paren esta música porfavor, apocalypse.

Replay. Los árboles me cubren calientes. Sus raíces abrazan las piedras, las estrujan, las escucho tronar, derrumbándose, justo detrás de mí. Subo cansado la larga escalinata, curioso y voy dejando tirada cada una de mis prendas porque no las soporto. Desnudo, caigo desde el Tepozteco y tú estás ahí, viéndome caer, sonriente. Las piedras me cubren y el vacío se hace infinito por debajo de mis ojos negros… and you just can’t say goodbye.

Replay, again. Camino sobre las piedras encantado por el ruido, por el humo, por los latidos. La ciudad está vacía. Los colores brillan y se desarman y entonces comienzan a romperse en escombros y se elevan. Estoy en medio de la calle, pisando las piedras sobre las que tú no estás y miro hacia el cielo, mojado por la lluvia, viendo hacia donde se dirige la ciudad. Tal vez contigo. Por favor, come out and haunt me, i know you want me.

One more time. No lo soporto, vuelo alto, por encima de las nubes y tú estás sentado en ellas, esperando. Comienza la caída libre y tú estás ahí, viéndome caer, a mi alrededor, por encima, a cada lado, en distintas alturas, en círculos concéntricos, repitiéndote en cada punto de la circunferencia. El vacío se hace infinito y voy cayendo como apurado por llegar a la tierra y estar a salvo, pero no caigo, sólo fluyo a través del tiempo y del vacío y de tu rostro que está en todas partes, viéndome perder altura. Y llevo esta canción encima de mi cabeza, el viento la mete feroz por entre los oídos descubiertos. Got the music in you baby, tell me why.

Se me ha vuelto un vicio, no puedo parar, me gusta la música, el ritmo que me acaricia el recuerdo, los escombros que deja, me gusta perder sangre, las emociones expuestas, sentirme caliente y me gusta caer y verte ahí, observando cómo lo hago, apocalypse… replay, replay, replay…

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