A muchos nos tocó, casi en pañales… pero hubo otro sector de la sociedad con más veranos, y mayor criterio, que le tocó darse cuenta de lo convulso del México de los 90: crisis económicas, gobiernos con más de 70 años en el poder, movimientos de insurrección y chupacabras; esbirros del sistema que drenaban la conciencia de las personas desde púlpitos y noticiarios.
Entre lo agitado del contexto político y sociocultural, la escena rock en México se consolidaba, y 4 veinteañeros asqueados de la realidad que les tocó vivir, supieron aprovecharlo para causar revuelo e instituirse como referente internacional de la música antisistema: Tito Fuentes, Paco Ayala, Micky Huidobro y Randy Ebright eran sus nombres. Nace MOLOTOV.
‘Qué no te haga bobo Jacobo’, ‘Voto Latino’ y ‘Gimme the Power’, retrataban la crudeza de esa época. Fueron valientes canciones, portavoces de millones de personas, que pedían a gritos un cambio; un cambio por el que muy pocos se atrevían a gritar públicamente, dada la represión de ese momento de nuestra historia.
23 años más tarde, un mundo completamente distinto al que se vivía en 1997, y con las redes sociales como principal motor en el proceso de la comunicación, se han producido enormes cambios en los usos y costumbres de aquella época. Gracias al acceso a la información, y la velocidad con la que se trasmite, se han erradicado paradigmas nocivos al desarrollo del tejido social.
Las redes sociales han ayudado enormemente a movimientos como el feminista y el de la comunidad LGBTIIIQ+ ha cobrar mucha fuerza, misma fuerza que ha permitido la visibilización de un sinfín de arbitrariedades, y atentados contra los propios derechos humanos. Se dejaron de normalizar conductas retrógradas y violentas que dañaban a las integridades y a la vida misma.
Incluso, con su corto tiempo de vida, las redes sociales han implementado cambios en sus políticas para abonar a las demandas que exigen los nuevos tiempos.
Recientemente un usuario de Twitter, pidió la censura de la banda de rock, exponiendo que sus letras resultaban ofensivas para muchas personas. La reacción de tuits no se hizo esperar, y rápidamente se convirtió en tendencia.
El debate que se ha tenido, no solo refleja el tema de MOLOTOV, sino que deja una clara muestra de que en su mayoría, las y los jóvenes contemporáneos, están cerrados al hecho de que el arte debe ser transgresor y sin censura.
¿La idealización de lo políticamente correcto provocará daños irreversibles en la música, el cine y la literatura? ¿Se pueden censurar expresiones de una época que no reflejan el contexto en la que actualmente se vive?
No lo sé, lo que creo saber es que no sería correcto tomar banderas ajenas que generen polémica para despotricar contra obras, personas y cosas que no sean de nuestro agrado, no sería correcto ir poniendo cubrebocas digitales a propios y extraños que no comulguen con nuestros gustos.