Este texto fue parte de #TodoSuma
Te perdono a la mitad de nuestras vidas, es lo justo. A esta parte la llamaremos: la mitad del comienzo final y la mitad que termina, claro, será “el final de la mitad del comienzo”.
Te perdono a la mitad de nuestras vidas. Suelta el apretado corsé del arrepentimiento, respira hondo los lamentos ahogados, regresa las lágrimas a los ojos secos, las necesitarás para el final de la “mitad del comienzo final”, cuando me digas adiós desde un presentimiento nocturno.
Te perdono a la mitad de nuestras vidas, cuando nuestras cabezas, cuerdas aún, no necesitan recurrir a los primeros auxilios de los recuerdos felices.
Te perdono ahora, ahora que todavía hay tiempo de empezar la mitad del comienzo final; ahora que tu corazón sigue siendo de piedra pateada, ahora que mi corazón se siente generoso; ahora que puedes ser orgulloso y que la dignidad cubre cálida el frío remordimiento de tu espalda.
Toma sin miedo la dulce caja, en ella guardé para ti el perdón que te libera y el comienzo de la mitad final de nuestras separadas vidas.
Con alocado cariño, aquella que compartió la mitad del comienzo