UNA CARTA LIBERADORA Patricia Santacruz

Este texto fue parte de #TodoSuma

Te perdono a la mitad de nuestras vidas, es lo justo. A esta parte la llamaremos: la mitad del comienzo final y la mitad que termina, claro, será “el final de la mitad del comienzo”.

 

Te perdono a la mitad de nuestras vidas. Suelta el apretado corsé del arrepentimiento, respira hondo los lamentos ahogados, regresa las lágrimas a los ojos secos, las necesitarás  para el final de la “mitad del comienzo final”, cuando me digas adiós desde un presentimiento nocturno.

 

Te perdono a la mitad de nuestras vidas, cuando nuestras cabezas, cuerdas aún, no necesitan recurrir a los primeros auxilios de los recuerdos felices.

 

Te perdono ahora, ahora que todavía hay tiempo de empezar la mitad del comienzo  final; ahora que tu corazón sigue siendo de piedra pateada, ahora que mi corazón se siente generoso; ahora que puedes ser orgulloso y que la dignidad cubre cálida el frío remordimiento de tu espalda.

 

Toma sin miedo la dulce caja, en ella guardé para ti el perdón que te libera y el comienzo de la mitad final de nuestras separadas vidas.

 

Con alocado cariño, aquella que compartió la mitad del comienzo

Historia Anterior

Las anónimas Andrea Monserrath Ramos de la Torre

Siguiente Historia

Crónica de una resaca electoral Abdul Zabdiel Medina Morin