UOMO Tanya Aguirre

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Se disfraza de timidez.

De alguna manera busca ocultar ese secreto que le vuelve encantador a la vista del resto de la gente, pero es inútil.

Su simpatía natural

y la caballerosidad inconsciente

inundan el aire alrededor,

y de pronto, en cada sonrisa,

adquiere un magnetismo por demás cautivante.

 

Lo contemplas,

y en cada uno de sus rasgos

descubres a un hombre totalmente distinto,

pero en la personalidad de cada uno prevalecen los matices del muchacho dulce y tímido con el que se convive cada día.

Conforme transcurre la conversación,

las sonrisas se entretejen delicadamente con las palabras,

la noción de tiempo y espacio se vuelve inexistente,

y la atmósfera se reinventa una y otra vez.

La calidez del ambiente se torna tangible a los sentidos

y, en un efecto de química básica,

se terminan empapando los poros de la piel.

La admiración y el cariño se vuelven invitados frecuentes,

todo en el mismo instante.

 

No necesita decoros externos,

su simpleza es por demás hermosa,

y eso es lo que trastorna al curioso observador que,

inmerso en contemplaciones,

cuestiona la magia guardada en un ser supuestamente mortal.

 

Adentrarse en su mirada,

te obliga a emerger en un entorno totalmente adverso;

pero a pesar de ello,

el deseo de explorar te consume,

y dominado por tu lado irracional,

te dejas llevar, guiado por la curiosidad,

a un lugar expectante y anormal,

consciente de que después de estar con él,

ya nada será lo mismo.

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