Aquí no vengas a quejarte o a dar argumentos insignificantes, porque bien sabes y sabemos que esto de alguna forma nunca va a terminar. La mente de ese individuo que te ataca no la vas a poder cambiar con una simple imagen, una frase, o diciéndole que a la que está atacando es a alguien del mismo género de la persona que lo trajo al mundo.
No le digas que te sientes herida por lo que puede decirte, las palabras no te dañan como los golpes, sólo escucha, analiza y echa todo eso al viento, que esas palabras horribles se las lleve el aire y se mezclen con todos esos humos negros que salen de toda la contaminación verbal, y que al fin y al cabo, se conviertan en lo que son: basura.
El individuo que se atreve a herirte y a causar violencia no sólo en ti, sino en muchas más es sólo una prueba de que ni siquiera se valora a él mismo. Trata de sentirse inferior con todo lo que revela frente a las acciones que se presentan en ti.
Ese que quiere que seas una mujer perfecta, que pretende cambiarte o moldearte a su gusto, que quiere que le des el mundo en un beso, que no quiere compartirte con nadie, que sólo quiere que lo atiendas, que lo comprendas y que finjas por un instante ser la mujer que él desea… ignóralo, porque debe de saber que eso no ocurrirá.
Aquí ven y dime que tú eres fuerte, valiosa, inteligente, bella…
Ven y dime que no serás débil y no te dejaras llevar por las opiniones falsas que tienen de ti, las cuales ignoraras y dejaras pasar como una hoja que te cae al hombro pero no te respecta en nada.
Habla por ti, no por los demás. Sé feliz. Crea nuevos horizontes y déjate llevar.
Tú eres amor, naturaleza, esencia y vida.