Xilote Ibarra es un artista visual, nacido en Romita en 1984, y radicado en la ciudad de Guanajuato desde hace 25 años. Inició su formación de manera autodidacta hacia 2010, experimentando con el collage, la escultura y la fotografía; posteriormente incursiona en el ensamble y la fusión de dichas técnicas en la búsqueda de una cosmogonía gráfica y plástica personal.
Entre sus proyectos hechos públicos podemos iniciar con Los Hijos del Maíz, obra fotográfica y escultórica presentada en 2011, y que aborda la crisis alimentaria a nivel global, concretamente la del maíz en México. Se expuso en Romita y Valle de Santiago, en el estado de Estado de Guanajuato, así como en la Ciudad de México en la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Xochimilco. Ese mismo año participó en la exposición itinerante del V Concurso de Fotografía “Mirada Joven: Los y las jóvenes en un mundo de siete mil millones de habitantes”. En 2015 participó en la exposición colectiva “Formis et Mácula” en la Ciudad de León, Guanajuato. También ganó el primer lugar en el concurso de cartel del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en la Ciudad de Guanajuato, organizado por Dirección de Atención a la Mujer Guanajuatense, con su pieza Más flores menos espinas. Algunas de sus fotografías han ilustrado la revista cultural Anomalía, en varias ocasiones.
Este año, su serie de collage y ensamblaje Policromía Capitulada se exhibió las galerías Artlalli y Nuecleum, de la ciudad de Guanajuato. En estos momentos, el artista cierra al año con la exhibición de esta serie en el bar Los Lobos, del centro de la misma ciudad, donde permanecerá hasta el último día de diciembre, y la cual los invitamos a visitar. Cabe señalar que la obra se encuentra en venta.
Xilote Ibarra define su obra como el resultado de una perpetua observación y análisis de la conducta humana, lo que integra a un marco documental, más que crítico. Su trabajo, nos cuenta, es regido por dos ejes: el comunicativo y el ornamental. En el ornamental inciden algunos elementos del folclor nacional, del mismo modo que de lo cosmopolita universal.
Al hablar de su formación autodidacta, el artista la encuentra muy satisfactoria, pues le ha permitido consolidar una línea de trabajo personal, siguiendo sus propias ideas, valores, observaciones, perspectivas, investigaciones y conclusiones. Aunque Xilote reconoce que siempre existen influencias exteriores en la creación artística. Algunos artistas que han influido en su obra son Ernst, Cahun, El Greco, Witkin y LaChapelle. Al mismo tiempo, las estéticas del pop, el folclor, el kitsch, el horror y el post punk han nutrido de manera significativa su obra. No obstante su inclinación por el autoaprendizaje, la formación de Xilote incluye talleres de muralismo mexicano con Eliseo Mijangos de Jesús, arte-objeto con Benjamín Hurtado y libro de artista con Mónica Cárdenas.
Acerca de su concepto del arte, el artista habla de que para él ha sido el medio perfecto para expresar la manera de ver y apreciar su entorno (entiéndase a nivel estético, cultural y social, principalmente), permitiéndole registrar, por medio de una creación heterogénea y ecléctica, los acontecimientos que sus sentidos perciben. Una creación donde la figura y la esencia humanas (lo antropológico) son claves importantes.
En mi apreciación el arte de Xilote (principalmente los ensamblajes) tiene algo de visceral que recuerda la función primitiva del carnaval, lo cual encuadra en soportes que recuerdan muchas veces el arte barroco católico popular. Cada elemento constitutivo, los detalles cargados de simbolismo (flores, espinas, nopales, clavos, hierros, jeringas, cadenas, muñecas) tiene un tinte o un aire religiosidad a la vez que profano. Los símbolos, claro está, están así desmitificados, como en buena mixtura posmoderna aglutinante. Esa carga densa pierde su gravedad original y se vuelve objeto de simple goce, o por el contrario, si el espectador lo prefiere, se convierte en un pastiche trasgresor o herético cuando involucra la sangre o los cristos, por poner dos ejemplos.
En cuanto a su collage, es observable la influencia del cartel y el comic del siglo XX, así como el gusto por lo icónico y las referencias a la cultura de masas puestas a la vista por medio principalmente de la modernidad tecnológica a través de algunas de sus figuras clásicas: pienso o los globos terráqueos, los aviones, televisores, los revólveres, la máscara de gas, las píldoras.
La composición de Xilote es claramente hija de las vanguardias. El azar, nos cuenta el artista, es un elemento que casi siempre está presente en ella y es el responsable de uniones tan fortuitas como afortunadas como la de la fragilidad e inocencia de una mariposa junto a la agresividad de unas tijeras; las alas de un ángel a un lado de un arma de fuego de alto poder. El espacio visual de Xilote se puebla, pues, de objetos, colores y formas, como si hubiesen sido convocados a una fiesta.
En cuanto a sus fotografías, éstas son principalmente registros de cultura mexicana y gusta ir de lo sombrío (algunas de ellas registran una realidad social vulnerada) a lo colorido, teniendo particular interés por la calle y su devenir.
En la agenda del artista, se encuentra una exposición que se inaugurará el 9 de marzo de 2017 en el Instituto Universitario del Centro de México (UCEM) en la ciudad de León, Guanajuato.
Para 2017, Xilote, quien también tiene una línea de productos artesanales que incluye aretes, pulseras, separadores, bisutería, calcomanías y postales, planea ampliar sus horizontes artísticos incursionar en el grabado con la finalidad de seguir experimentando en la fusión de técnicas. También planea profundizar en el ensamblaje, el cual le despertado un profundo amor; en él continuará su línea de seguir manejando objetos en desuso como materia prima para así promover el reciclaje de materiales.