Acompáñame Por: Aidan Cero

Quédate un rato más, hazme compañía, déjame observarte en silencio y memorizar tu rostro.

Háblame de cosas que no conozco, cuéntame de las estrellas y de las líneas en la palma de tu mano, juega con mi cabello corto. Sonríeme un segundo, quizás dos, y luego bésame en los labios.

Permíteme acariciar tu brazo y besarte la punta de la nariz. Cierra los ojos mientras escuchas mi voz decirte que voy a extrañarte ahora que dejo de necesitarte.

Cuéntame sobre tu música y tus libros mientras delineas con tu dedo índice las formas de mis cejas. Acurrúcate contra mi cuerpo pequeño y flaco.

Pasa tu mano por mi cintura y pon tu cabeza en mi pecho, déjame descansar mi palma en tu muslo y luego suspira, dime que te sientes cómoda conmigo. Por favor, hazme compañía.

Sopla el polvo que se acumula en mi alma, a veces es tanto, a veces me pesa. Y déjame oler el perfume en tu cuello, detenerme un momento en él. Abrázame fuerte contra tu cuerpo, pasa tus manos por debajo de mi ropa y acaricia mi espalda.

Déjame tenerte así, un momento, una hora, un día con su noche… quizás. Escuchar tu respiración y oírte decir mi nombre en sueños. Permíteme enamorarme de ti por veinticuatro horas. Dame la oportunidad de desenamorarme de ti toda la vida.

Entrelaza tu mano con la mía y obsérvame, hazme sonrojar con tu mirada. Pon tu palma en mi mejilla para que yo suspiré contento. Vuelve a decir mi nombre y luego miente, di que me has esperado incluso antes de saber que existo.

Dame el privilegio de desnudarte o dame el honor de mirar mientras lo haces, pero que sea lento, como si no tuvieras prisa, como si no quisieras irte.

Pasa tus dedos entre mi cabello mientras te beso toda, retuércete bajo mis manos. Siente por un momento que deseas la eternidad conmigo.

Hazme compañía un instante, tú que también eres una estrella fugaz. Enséñame a bailar lento, enséñame sobre la libertad.

Arrástrame a la calle y hazme perseguirte, solo para saber cómo se siente perseguir a quien realmente lo desea. Y ríe como loca cuando ya no pueda respirar más, correr más, bésame fuerte, demuestra ternura.

Recuérdame amores y léeme poesía, descifra mi mirada y vuelve a mentir, dime que soy feliz.

Hazme creer que valgo la pena, que no tienes ganas de huir de mí, que soy suficiente para diez vidas.

Hazme compañía, un instante, un suspiro, parpadea, adórame diez segundos. Ámame veinte más. Déjame conocerte como nadie me lo ha permitido, un poco, muy poco.

Quédate un último segundo y luego llévate de mí lo que me contagiaría de soledad. Llévate a ti de mí.

Y no vuelvas nunca más a hacerme compañía.

 

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