Apropiación del escenario al ritmo del cabaret por Rebeca Lsp

Fotografía: Gabriel Morales

Las calles de la capital están colmadas de turistas como hace años no lo hacían en un primer fin de semana cervantino. Se desplazan en grupos buscando restaurantes, tragos o algún tipo de entretenimiento cultural al alcance de su horario y su bolsillo, siempre mirando con entusiasmo y fascinación la arquitectura, las calles y los locales comerciales a su encuentro. Este sábado 13 de octubre les ofrecería a nuestros visitantes, sin embargo, un par de excepciones a la experiencia tradicional del festival.

La primera, un acontecimiento trágico en una de las plazas más famosas y concurridas de la ciudad: una muerte en la Plaza de la Paz.

Cerca de las seis de la tarde, elementos de seguridad acordonaron la distintiva estatua y los jardines de este espacio para poder llevar a cabo el levantamiento del cuerpo en medio de miradas de asombro e intriga. “¿Qué pasó?”, se preguntaban locales y foráneos mientras los encargados de atender el suceso se apresuraban lo más posible y evadían toda petición de respuestas, lo que incrementaba la angustia de la ciudadanía, pues no olvidemos que la sede de este hermoso festival es, en estos momentos, también la capital del estado más violento del país. Para tranquilidad de todos, más tarde se confirmaría que esta desgracia no había sido el resultado de un acto doloso, sino resultado de un paro cardiaco.

La segunda excepción notable sucedió al interior del Teatro Principal, durante el evento del Grupo Galpão, donde la agrupación brasileña, con su espectáculo Cabaret Coraje, consiguió llevar al público hasta el mismísimo escenario.

Tras librar la concurrida ciudad y las muchas personas desconcertadas con el primer infortunio, llegar al teatro no implicó una pausa en la extrañeza del día. Nada más con entrar al recinto, un par de artistas en edad madura y vestimenta de cabaret daban la bienvenida ofreciendo un trago en pequeños vasos desechables. “Desgraciadamente no es mezcal, tan solo limonada”, comentaban mientras estiraban la charola al público tal vez para disculparse, tal vez para convencerlo de aceptarla.

Al entrar a la zona de butacas podía notarse cómo una máquina de humo había transformado el limpio aspecto del lugar en un ambiente digno de bar, mientras que el telón abierto dejaba ver la escenografía y al resto de los artistas transitando con coquetería por el escenario.

Este grupo de teatro callejero de larga trayectoria es uno de los más reconocidos en su país. Para este evento, logró adaptarse con verdadero éxito al recinto, pues la función no solo contemplaba el canto de las melodías más famosas de los inicios del cabaret, acompañadas por músicos verdaderamente destacados, sino también ejercicios de equilibrismo, chistes y bailes, todo ello sin olvidar sus raíces interactivas.

La primera cantante bajó a platicar con la audiencia y a hacer bromas jocosas a los caballeros de las primeras filas, rompiendo la cuarta pared con la naturalidad que solo los artistas callejeros dominan. Pero lo más significativo del espectáculo fue, quizás, ese momento en que la agrupación, comprometida con desdibujar los límites que separan al público de las y los artistas, lo invitó a subir al escenario y bailar con ellos las canciones que restaban.

Este tipo de apertura, tal vez impensable anteriormente, da paso a la resignificación de los espacios culturales, desmantelando la idea de que espectadores y quienes ejecutan el espectáculo deben estar separados.

Grupo Galpão cerró su participación en el festival dejando, junto con el humo que flotaba sobre las butacas, la idea de que un evento donde el público se involucre hasta formar parte del mismo, no solo es posible, sino algo que debiera ser más explorado. En un punto de la historia donde la posmodernidad suele ofrecer productos culturales esquivos para el entendimiento del público no especializado, contar con obras que den al espectador el reconocimiento de su importancia en el consumo cultural y lo inviten a colaborar en los espectáculos colaborativos, ayuda a lograr ese acercamiento entre las personas y el arte, en contraposición al alejamiento que a veces supone el contacto entre la gente y funciones esnob.

Cabaret Coraje
Grupo Galpão

12 de octubre de 2024
Teatro Principal

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