Muchas veces me he sentido como en Thundercats: mi cuerpo envejeció, creció, se muestra diferente pero mi interior sigue siendo pequeño viendo de forma abisal lo que ocurre alrededor. He sentido como mi estructura dejo de ser minúscula: piernas y brazos se alargaron y me dieron la altura que se considera normal. Todo eso siempre me ha hecho sentir una caricatura. Algunas veces escribirlo se ha vuelto una forma de escribirlo. Me he sentido liliputense o como Alicia en El país de las Maravillas que no cabía en los sitios al comer pastelitos o brebajes. Para mí, las palabras son una fórmula secreta para expandir o achicar ciertos universos. La multiplicación de las letras, su ambigüedad y su destrucción son una especie de laboratorio a la que imagino accediendo con una bata de científico y un telescopio. Escribir se me ha vuelto, en muchos sentidos, una explicación de la materia pero también de su caos, un relato anafórico sobre el todo, contar n veces lo que ya ocurrió en la vida: una teoría.
Astrofísica por Gabriela Cano
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