CATS, la película… ¡Qué pena! por Alejandro Valdés

Además del cine, una de las cosas que me apasiona más es el teatro (sobre todo el musical). Recuerdo que fuimos a la CDMX una amiga y yo y en ese fin de semana nos aventamos Hoy No Me Puedo Levantar, Wicked y Cats; claro que el viaje me salió mas caro que ir a una playa una semana, pero valió la pena. En mi vida, he tenido la oportunidad de ver buen teatro en todos estos años; José: El Soñador dos veces, con Memo Méndez Guiu y con dos grandes cantantes como narradoras: María del Sol y Olga María. Kumán, con música de Cristal y Acero, supuestamente la primera ópera rock mexicana que tenía una historia algo parecida a la de Tarzán -por no decir igual-, y que tenía como protagonista principal a Tatiana. El Fantasma de la Ópera, Jesucristo Súper Estrella, y de menos presupuesto pero no por eso malas, obras musicales mexicanas obras como ¡Qué Plantón!

 

Y también en muchas ocasiones he podido ver obras de teatro en televisión, ya que ir a Broadway es un sueño guajiro para mi. Los Miserables, SpongeBob Squarepants (así es, hay un musical) y muchas otras que de verdad son un lujo. Incluso he visto Cats en televisión varias veces.

 

Y aquí llegamos al meollo del asunto. Pocas películas adaptadas de obras de teatro han tenido un éxito rotundo, pero se han defendido. Han sido de regulares a buenas con sus excepciones. Lamentablemente, ver la adaptación que hicieron de Cats en el 2019 no me permite decir otra frase diferente a la del título de este artículo: ¡QUÉ PENA!

Y obvio no hablo de la música de Lloyd Weber que, aunque ya suena un poco antigua, es un clásico, y en teatro te hace vivir momentos increíbles. Hablo de la adaptación total cinematográfica. En serio, ¿Qué pensó el director Tom Hooper al hacer algo tan aberrante? Y no puedo decir que no tenga talento: La Chica Danesa, Los Miserables y El Discurso del Rey se defienden y son muy buenas; pero con Cats se pasó en serio.

 

Los efectos especiales y los espacios escenongráficos no pueden ser catalogados de otra forma: son pésimos. Creo que, y como lo dije hace unos días a un amigo, Chabelo y Pepito contra los Monstruos tiene mejores efectos especiales… bueno, no tanto pero para aquellos que se quejaron de la barba y bigote retocados digitalmente de Henry Cavill en La Liga de la Justicia y que crucificaron a Joss Whedon (ya se; todos estamos emocionados por el Snyder’s Cut) deberían de ver los efectos de Cats para saber lo que es gastar dinero a lo estúpido. Bueno, ni las colas de los gatos se ven bien. Y para colmo de males la pésima escenografía, supuestamente realizada de esa manera para no perder esa “esencia teatral” ponen un clavo más al ataúd de la película.

 

Alguien que le gusta el cine podría pensar que con el elenco que tiene, Cats debería de salvarse. Nombres como Francesca Hayward, Jennifer Hudson, Judi Dench, Taylor Swift, Ian McKellen, James Corden, Idris Elba, Jason Derulo, Laurie Davidson, Rebel Wilson, Robert Fairchild, Steven McRae, Eric Underwood, Ray Winstone, Zizi Vaigncourt-Strallen, Mette Towley, Melissa Madden-Gray, Bluey Robinson, Aaron Jenkins, Yasmin Harrison, hacen que realmente se te antoje verla. ¡PERO NO! Actuaciones acartonadas, exageradas, inverosímiles, aburridas y melosas; ¿me faltó algo?, ¡Claro! Sobreactuadas (valga la redundancia). Nadie niega que la mayoría estos actores, son grandes personajes del cine y de la música actual. Lamentablemente, aquí te das cuenta que tan importante es la visión del director. Entiendes que Judi Dench o Sir Ian McKellen sean grandes actores y no cantantes. Pero que ni Jennifer Hudson, que todo el tiempo trae un muy incómodo moco escurrido en la nariz, pueda hacerte viajar con Memories a donde te hace viajar cualquier cantante que la ha cantado en teatro… la verdad ¡DA PENA!

Y vamos con la parte escencial de Cats: la música. Si ustedes piensan en películas como The Greatest Showman o Moulin Rouge, Jesucristo Súper Estrella o La La Land, sabemos que están haciendo Lip sync y que, aunque hayan grabado con sus voces las canciones, es para cuidar que la escena salga como debe de ser. Pues hasta eso les falló en Cats. No se si fue grabada en la locación (que así parece) o que las grabaciones las quiso dirigir de manera que se oyeran “naturales”, pero lo desentonado de la mayoría de los actores y lo exagerado de los cantantes hacen momentos, para mi, realmente incómodos. Ver sufrir a Ian McKellen en su acto musical y a Judy Dench en la culminación de la película cantando demuestra lo profesional como actores que son y el poco criterio del director.

En fin. Podría seguir y seguir diciendo los desaciertos que tiene esta película. Es en serio: en que cada minuto te encuentras algo malo. Nada puede salvarla: momentos memorables: inexistentes. Actuaciones: inexistentes. Producción: inexistente. Cantantes: pésimamente mal dirigidos. Actores: pésimamente mal dirigidos. Escenografía: pésimamente desarrollada. Director: pésimo. Cinematografía: pésima.

 

Quiero terminar diciendo que lo intenté… juro que lo intenté. Intenté ver la película con ojos de amor (Ya les dije que soy admirador de Lloyd Webber). Intenté no ser influenciado por el Razzie de peor película que se llevó este año y por todas las críticas que la destruyeron y siguen haciéndolo. Intenté ver la película como si no conociera la historia y fuera la primera vez. Intenté… bueno, intenté todo. Y si tengo que calificar del 1 al 10 Cats, la obra de teatro, le doy definitivamente un 10. Pero si tengo que calificar Cats, la película, del 1 al 10 le doy un 1 (y eso porque dije que era del 1 al 10.

Si me fuera posible le hubiera dado un 0).

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