Cena, 1933 Charles Bukowski (Versión de Aleqs Garrigóz)

Cuando mi padre comía
sus labios se volvían
grasosos
con la comida.

y cuando comía
hablaba acerca de cuán
buena
la comida
era
y que
la mayoría de otra gente
no comía
tan bien
como nosotros
lo hacíamos.

el gustaba
de sopear
lo que había quedado
en el plato
con una pieza de
pan
mientas hacia
ruidos de aprobación
más bien
como medio gruñidos.
sorbía su
café haciendo fuerte
ruido
de burbujeo,
luego bajaba
la taza:
¿postre? ¿hay
gelatina?
mi madre
se la habría de traer
en un largo tazón
y mi padre
la habría de cucharear
hasta el fin.
mientras caía
en el plato
la gelatina hacía
sonidos extraños,
casi como sonidos
de pedo.
luego venía la
crema batida,
montículos de ella
sobre la
gelatina.
“¡ah! ¡gelatina y
crema batida!”
mi padre apuraba
la gelatina y la crema
batida
de su cuchara –
sonaba como si
estuviera entrando en un túnel
de viento.
terminando con
eso
el limpiaría su
boca
con una enorme servilleta
blanca,
frotándola duro
en movimientos
circulares,
la servilleta casi
escondiendo su
cara
entera.
después de terminado
eso salían los
cigarrillos
Camel.
el encendería uno
con un cerillo
de madera de la cocina,
luego pondría el
cerillo,
aun ardiendo,
en un
cenicero.
luego de un
sorbo de
café, la taza
retrocedía y una buena
calada al
Camel.

“¡ah esa fue una
buena
comida!”

momentos después
en mi recámara,
sobre mi cama,
en la oscuridad,
lo que
había comido
y lo que había
visto
ya estaban
enfermándome.

la única cosa
buena
era
escuchar a
los grillos
allá afuera,
allá afuera
en otro mundo
en el que
yo no
vivía.

 

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