Chinguen a su madre los que, aunque nos estemos ahogando, usan el coche sin excepción para ir al trabajo, para ir al gimnasio, para ir al Oxxo. Chinguen a su madre los que le exigen medidas al gobierno, pero que arman una pataleta legendaria cuando las medidas oficiales les quitan la posibilidad (es decir, el privilegio) de manejar por unos días.
Que chingue a su madre el gobierno de esta ciudad, que nos dice que no salgamos de casa, que cerremos las ventanas y las sellemos con trapos, que nos aguantemos el calor, que no caminemos por ahí y que no usemos lentes de contacto, pero que sigamos manejando para ir al trabajo, para ir al gimnasio, para ir al Oxxo.
Que chingue a su madre el mismo gobierno, el que dice que la administración anterior no dejó ningún plan de acción ante la contingencia ambiental cuando la Jefa de Gobierno fue Secretaria de Medio Ambiente de 2000 a 2006, una época crucial para la conformación de la política ambiental de una de las ciudades más pobladas del mundo.
Chinguen a su madre los que planean los presupuestos de movilidad, donde el 75% del dinero es destinado a la infraestructura para los autos cuando sólo el 28% de la población tiene o usa un automóvil, y donde el 11% del presupuesto es para transporte público cuando es el 48% de la población la que lo usa.
Chinguen a su madre las fábricas que contaminan por encima de los niveles permitidos y que se mantienen operando por la corrupción. Chinguen a su madre las empresas que usan la generación de empleos como excusa para las malas prácticas ecológicas, sean las emisiones de CO2, la tala de árboles, la contaminación de mantos acuíferos, ríos y océanos.
Chinguen a su madre los legisladores tibios, cobardes o ignorantes, que ponen los intereses económicos por encima del bienestar del planeta y de los habitantes del país, los que atienden a las necesidades de la industria automotriz (y prácticamente todas las demás) y no a las de los que respiran sus desechos. Los que escuchan que para el 2030 el parque vehicular aumentará a 70 millones, lo que representa un aumento del 350% con respecto a 2009 y se precian del poder adquisitivo, del poder de la industria, de una economía sana.
Y aquí en corto, chinguen a su madre ustedes, los que defienden su privilegio por encima de la calidad del aire y de los ecosistemas en general, por encima de los estudios científicos (uno tras otro: la ONU, las universidades más reconocidas, las ONGs de todos los continentes y las mentes más importantes de nuestra especie) y de las enormes desigualdades que generan las decisiones políticas basadas en esos privilegios. Chinguen a su madre porque cuando se trata de no votar por la izquierda el cambio está en uno mismo, pero cuando se trata de dejar los privilegios de lado para hacer una vida mejor, la culpa toda es de los que están en el gobierno; porque cuando se trata del aborto hay que salvar todas las vidas, pero cuando se trata de la contaminación, que los demás ya no tengan hijos.
Chinguen a su madre todos ustedes. Se los gritaría, pero el gobierno dice que no me agite con las ventanas abiertas.