Continental por Miguel Toral

Las luces se encienden. Una cafetería por la mañana en la Ciudad con su ruido.

– Andrés está encabronado, no lo dejaron ayer completar su peloteo. Está que se lo lleva la chingada. Ni te asomes Olga, ni te asomes. 

La mesera se acerca, sirve el café y ofrece una pieza de pan.

¿Tan mal estuvo?
¿Quién? ¿Anita o Alejandra?
No sé, a la que recibió primero. Pero estuvo de la chingada Olga, de la chingada.
Ni modo Marcelo, hay que apechugar, ni modo.

Olga saca su celular y se lo muestra.

Son del domingo, están ya bien grandes los condenados. En diciembre nos los llevamos a Orlando, a ver a Mickey.

– Vas a querer otra cosa   interrumpe

– No, termino de desayunar allá, ya ves cómo se pone si no llegas con hambre.

¿Supiste lo de la cama de Juárez?

– Algo me comentó Beatriz.

El celular vibra sobre la mesa.
Olga lo levanta, mira la pantalla.

– Es Tatiana, ya me tiene hasta la madre con el tema ese.

– Y qué van a hacer, pues firmarlo otra vez, enfrente de todos.

Las luces se apagan

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