Cuando era niña también tembló la Tierra. Nos alojaron en el patio escolar y yo pegaba los oídos al suelo como queriendo escuchar que estaba pasando en el centro del mundo. Imaginaba los libros de Geografía y pensaba como se movían los mapas que aprendimos cada clase. Nada nos pasó. Las maestras iban y venían y nos tocaban la cara y todos buscábamos un mano conocida. Vi, en Internet, un libro para niños titulado Cuando la tierra se movió. Y pensé, en la desventaja del mundo adulto, su imposibilidad para compartir, genuinamente, la duda o el temor. Pensé en lo importante que es poder nombrar o darle forma lo que pasamos. Pero también dibujarlo, cantarlo, bailarlo, orarlo. Que, en realidad, es sentirlo. Ojalá nada sea exclusivo de uno u otro mundo. Ojalá todo pueda ayudarnos a emerger y pasar las cosas.
Acá el libro:http://www.buentrato.cl/pdf/Cuando_la_Tierra_se_Movio.pdf