I
Te vi como un destello rojo
e instantáneamente deseé ser tú,
saborear esa libertad imponente
y danzar sobre mezquites.
Como un regalo de la naturaleza
en petición de paz,
como un amuleto de la vida
en cosecha de esperanza.
Te vi con deseo y pasión
recordando, pasajera la vida,
queriendo coleccionarte
tal cual un amuleto.
Y suerte la mía
de encontrarme contigo,
en aquel momento
y en aquel lugar.
II
Escuché por ahí
que me darías suerte,
aunque, más que suerte,
creo que me das esperanza
de volverte a ver.
Escuchaba,
mientras tú en silencio
demostrabas todo de ti,
y yo, envidiable te observaba.
Escuchaba,
como el viento me aconsejaba,
pero al observarte a lo lejos
solo encontraba el deseo
temporal de vivir tu libertad.
III
Esperanza de vivir,
una y otra vez;
Esperanza de encontrarte,
una y otra vez;
posando tranquilo
sobre aquel mezquite.
Sin buscar la libertad,
sino viviéndola.