DOS POEMARIOS PREMIADOS NACIONALMENTE
Nahuales, de Rolando Rosas Galicia (La Rana, 1999)
En este poemario, el autor continúa con la trilogía conformado por los libros En alguna parte ojos del mundo (1980) y el Quebrantahuesos (1986) donde se recrean mitos, personajes y ambientes de una geografía rural. En Nahuales se nos acerca a las intimidades de un niño “que mira el derrumbe doloroso de su padre, la agonía y la muerte del abuelo y los asesinatos de otros seres queridos”.
Los editores destacan el ojo de mirón del autor, además de su manejo del lenguaje, en que los dolores, los perfumes y los sonidos animales acompañan el ritmo. Naguales es “recuperación de las cosas que el olvido oculta con su máscara de tiempo. Reconocimiento. Porque cada quien carga a su nagual y a veces no lo sabe. ¿O es al revés?”, nos dice la contraportada.
El autor (D.F, 1954) estudió la maestría en Letras en la UIA. Es autor de los libros Perversa flor (UACH, 1992), Herida cerrada en falso (UAQ, 1992) y Caballo viejo (UNAM, 19954), entre otros. Ha obtenido, entre otros, el premio Hugo Gutiérrez Vega en 1990, Premio Nacional de Poesía Olga Arias 1992 y el Efraín Huerta del Instituto Estatal de la cultura de Guanajuato en 1998, con el poemario que ahora nos ocupa.
Del libro compartimos ese poema.
Si duele el ansia, mátala.
Sin miedo toma el hacha filosa.
Golpea, asesta al cuello. Luego
separa todo indicio de agua tierna.
Si un niño mirara tu acto, enséñale.
No pierdas tiempo. Escapa.
Expansión de las cosas infinitas, de Juan José Macías (La Rana, 2006)
En este poemario autor descarga muchas ideas en pocas palabras bajo la premisa de escribir “para que el mundo se sostenga / para descargar a las palabras / del agobiante peso del sentido”. Son ideas que al momento de ser leídas mascullan un posible significado, y al volver a ser leídas ya son otras; el lector también acaso se siente ser otro después de cada acercamiento con ellas. Se trata de asociar las palabras para acercarnos a las cosas del mundo y descubrirlas siempre nuevas. Porque “todo se mueve aun en las palaras / ni siquiera el sentido / se fija a la escritura”.
Este libro mereció el XVI Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta, estando el jurado integrado por Rocío Cerón, Hernán Bravo Varela y Dionisio Morales. Su autor (Zacatecas, 1960) ha publicado Sensualineal (Premiá, 1989) y Ânima ascua (Universidad autónoma de Zacatecas, 1994), entre otros libros de poesía. En 1993 ganó el Premio Nacional de poesía Ramón López Velarde.
Del libro compartimos el siguiente poema:
acota con un poco de tiza
cualquier lugar inexplorado
enseguida sitúa
con orden y una pizca de azar
un letrero precautorio
ahora en él crece un jardín
del que dios a nadie expulsará
no podrá hacerlo
a menos que invente otro principio
que vuelva a crear el mundo